Se completa el ciclo de la liberación de la mujer del clásico papel de sumisión. Ahora inundan los sex shop
Hay que preparar el terreno para garantizar el éxito del encuentro porque ambas partes no siempre obtienen lo que buscan”, dispara unaclienta de un sex shop, mientras busca un vibrador a control remoto. Y no es la única: cada vez son más las mujeres que consumen desde productos cosméticos como aceites, lubricantes y lencería eróticahasta comprimidos que prometen aumentar la estimulación sexual femenina.
Mariano Napolitani, dueño de Plataforma 69, una tienda ubicada en la estación de Once, hasta se anima a hacer una tipología de sus clientas, según edad. “Vienen todo tipo de mujeres para tener más y mejores orgasmos. Pero las de entre 20 y 30 años se animan a todo. Las que pasan los 40 vienen para renovar la pareja o por indicación de su ginecóloga, para comprar elementos que las hagan ejercitar ciertos músculos internos”, explica. “Empiezan comprando un aceite y en un par de visitas más compran hasta consoladores a control remoto. El libro 50 Sombras de Grey modificó la actitud de muchas que, incluso, quieren comprar lo que usa el personaje de Christian, como esposas y elementos para inmovilizar”, añade.
Entre los productos más vendidos hay lubricantes, anillos peneanos, consoladores y ropa interior. Además, por estos días ya hace furor un comprimido de acción vasodilatadora y estimulante femenino. En una palabra, es una versión femenina del sildenafil, conocido como Viagra (su nombre comercial más famoso). Se trata de Magnus G y sus fabricantes destacan que está compuesto a base de ginseng, ginkgo biloba, l-arginina, arándanos, vitamina c y vitamina e.
¿Por qué el repetido boom? “En los últimos años tengo más pacientes y todas plantean la necesidad de llegar al orgasmo o de ampliarlo. Mi teoría es que, entre todos los males de la vida quieren gozar un poco más lo que les gusta”, dice entre risas Juan Carlos Kusnetzoff, médico psiquiatra y sexólogo clínico, y agrega: “Receto Magnus G a las mujeres pero les explico que actúa por efecto acumulativo, al cabo de una semana o diez días. No hay nada mágico, todo es de a dos y debe coexistir con la estimulación del compañero”, asegura. Para él, muchas veces la queja por no tener orgasmos es una máscara del problema real: carencia de estimulación. “Se trata de poner el motor en marcha nuevamente. Muchas veces lo que se manifiesta es en realidad, la falta de espontaneidad del deseo”, agrega.
Lo cierto es que se amplió un mercado y el crecimiento es constante. Lo que antes se planteaba como uso “de ellos” también cuenta con la versión “para ellas”. La marca de preservativos Prime lanzó dos nuevos geles pensados para magnificar el placer: Touch; un gel que puede ser aplicado en la intimidad como también para masajear el cuerpo, y el oOH!; que contiene l-arginina, lo que estimula la sensibilidad del clítoris. Además, como otra evidencia de la desinhibición femenina se comercializan portapreservativos de diseño para llevar en la cartera sin perder el glamour.
Drama. Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, los problemas sexuales más frecuentes aparecen por información errónea, mitos, culpa y ansiedad por consumar el acto y falta de comunicación acerca de preferencias. “El deseo de querer una sexualidad más satisfactoria saca a las mujeres de la pasividad que el género les deparó durante siglos”, sostiene y redobla al afirmar que “hoy las mujeres rompen el corset corporal y se animan a proponer nuevos lugares, poses, lubricantes, películas y juguetes”.
Esta es la puerta de salida al paradigma de la “mujer pasiva” que impacta en la relación permitiendo que el hombre modifique también el rol “activo” que las normas de género le impusieron. El destape llega al punto de que también las mujeres invaden consultorios donde se realizan tratamientos para mejorar el rendimiento sexual masculino. “Son parejas, novias o las propias esposas las que solicitan turnos y averiguan. Pero igual recomendamos que acompañen a sus parejas porque mejoran los resultados del tratamiento”, finaliza Fabián Gómez, médico urólogo y asesor científico para la Argentina del Boston Medical Group. Todo por un orgasmo.