La importancia de educar en la autonomía desde la infancia
- 31/03/2022 18:00 hs
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Abigail Kay, Head of Infants de TEMS, The English Montessori School, explica en este artículo la importancia de inculcarles el valor de la autonomía a los niños para mejorar su autoestima y limitar su dependencia de los adultos.
Educar es acompañar a los niños a que sean independientes. Por ello, la enseñanza en la autonomía desde los primeros años de vida tiene una relevancia fundamental en su desarrollo presente y futuro, ayudándoles a potenciar la seguridad en sí mismos y en sus capacidades.
La autonomía es un concepto de la Filosofía, Pedagogía y Psicología que manifiesta la capacidad de las personas para llevar a cabo tareas de manera independiente, sin influencia de presiones, y adquirir las competencias necesarias para poder desarrollar opiniones y gustos propios. Esta aptitud, sin embargo, no es innata en las personas, sino que requiere de un trabajo constante y paulatino para adquirirla.
Durante los primeros años de vida, los niños son completamente heterónomos y dependientes, es decir, necesitan de la ayuda activa de un adulto para ejecutar las distintas tareas que se les presentan en su día a día.
Por ello, es muy importante prestar atención al desarrollo de la autonomía desde una temprana edad, inculcando a los niños unos principios y un modo de actuar completamente independiente. En esta enseñanza los centros educativos, junto con las familias, desempeñan un papel crucial a través del establecimiento de rutinas que se trabajan a diario desde la etapa de infantil.
En una primera etapa de instrucción en la autonomía, la enseñanza se basa en prácticas relacionadas con ámbitos cotidianos como la alimentación, la higiene y el vestido. Mediante estos hábitos, los niños aprenden a ejecutar por sí mismos tareas que les permitirán estimular su crecimiento personal convirtiéndoles en protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. Asimismo, esta adquisición desde una temprana edad les ayudará a desarrollar diversos aspectos claves para su futuro como son la autoestima, el pensamiento crítico o la seguridad. En el lado opuesto, aquellos niños que poseen pocos o ningún hábito de autonomía generalmente presentan mayores dificultades de aprendizaje y problemas para relacionarse con los demás.
En este proceso los padres y maestros se convierten en guías y observadores, proporcionando a los niños las herramientas necesarias para superar los retos que se les presentan y mantener un nivel adecuado de independencia. A medida que los niños van adquiriendo autonomía en determinadas tareas es esencial ir transformándolas en actividades más complejas que supongan un incremento en la dificultad. Una vez los nuevos retos hayan sido superados de manera autónoma, las nociones más importantes en el crecimiento de los niños quedarán integradas.
Este logro de la autonomía es uno de los pilares más importantes sobre los que se sustenta la pedagogía Montessori. Este método no solamente consiste en poner a disposición de los alumnos un material personalizado y adaptado a sus necesidades, sino que también busca brindarles la libertad de decidir por sí mismos. A través de actividades prácticas, trabajos por proyectos y experiencias reales de la vida cotidiana se busca preparar a los niños para el futuro. Cada una de estas tareas está destinada a un proceso específico de aprendizaje que se está desarrollando en la etapa de crecimiento en la que se encuentra el alumno. Cuando un niño es autónomo, no necesita de la ayuda de un adulto para realizar todas sus tareas ya que puede asumir responsabilidades y tomar sus propias decisiones.
En la actualidad esta independencia es imprescindible: las empresas demandan personas completamente autónomas que sean capaces de desenvolverse sin la necesidad de depender de un supervisor, tomar decisiones por sí mismos y ser capaces de asumir las consecuencias de sus actos, por lo comenzar desde que los niños son pequeños a inculcarles el valor de la autonomía es muy importante.