La psicóloga Marta Díez comparte las claves para reconocer este estado emocional y poder salir de él.
Probablemente hayas sentido alguna vez que hagas lo que hagas no puedes salir de esa situación complicada que estás atravesando, que no tienes la capacidad de solucionar algún problema o, incluso, no crees que puedas aprender algo específico que llevas tiempo intentando. Este es un estado emocional muy frecuente y se llama 'indefensión aprendida'.
Marta Díez, psicóloga clínica y autora de ' Indefensión aprendida' (Editorial Amat), explica que se trata de un estado emocional que nos paraliza, que hace que tiremos la toalla, pero en ningún caso es una patología. «La persona piensa que haga lo que haga no podrá influir en el resultado o no conseguirá hacer nada para evitar esa situación adversa. Es un convencimiento, una creencia, que normalmente se da ante un problema que hay que resolver».
A nivel laboral, una persona puede verse inmersa en una situación de mucho estrés, sobrecargada de trabajo y sin llegar a los objetivos marcados. En un primer momento, lo más normal es que pase por una crisis de ansiedad, pero después entrará en indefensión. «Una de las características de la indefensión es que para salir de esa angustia se crea un convencimiento de que da igual lo que haga, pues no podré salir adelante; es como si tirases la toalla».
La indefensión se da en situaciones determinadas, no es un estado general. «Por ejemplo, un niño que padece dislexia y no lo sabe, no entiende qué le está pasando y lo primero que va a pensar es que es tonto, porque ve que los demás ya están leyendo y él todavía no», expone Díez. Esto hará que pierda la confianza en el ámbito académico y entre en ese estado que, aparentemente, será de 'pasota' o vago.
La psicóloga apunta que entrar en este estado al final es una forma de liberarse de esa angustia que estás sufriendo: «Llega un momento en el que sueltas, puede ser duro y llegarte a entristecer, pero te aleja de la angustia, porque de alguna manera te has rendido».
¿Afecta más a unas personas que otras?
Hay personas que tienden más a la indefensión, pues este estado emocional está muy relacionado con la confianza en uno mismo, el optimismo y la educación inculcada. «Si has tenido una educación basada en la confianza, es más fácil que en algún momento te veas capaz de conseguir tu objetivo, que tires para adelante», apunta Díez.
En cambio, individuos que confían poco en sí mismos o que tienden a negativizar y a hacer un análisis negativo de lo que les pasa serán más propensos a entrar en indefensión.
También influyen otros factores, como la intensidad y el tiempo que haya durado la situación del 'no lo consigo': si la intensidad y el tiempo son más altos, la indefensión también lo será.
Para ayudar a salir de esta indefensión es necesario ir a la raíz del problema porque, como señala la psicóloga, este puede venir por dificultades en el aprendizaje, bullying, maltrato o problemas sexuales, entre otros.
Dependiendo del origen se trabajará de una manera u otra, pero al final se trata de lograr un cambio de creencia. «Solo con decir 'venga va que tú puedes' no sacas a alguien de la indefensión; si no le proporcionas experiencias de éxito, no podrá salir», indica Díez.
Matemáticas e inglés son las asignaturas con más características de indefensión. La psicóloga expone que en estos casos se pondrían ejercicios que poco a poco la persona fuera capaz de resolver; ir de menos a más. «Esto le generará una experiencia de éxito y hará que recupere su confianza haciendo que salga de la indefensión».
«En el caso de los adultos, estos suelen detectar que es lo que les pasa, pues pueden razonarlo e identificar el pensamiento como lo que es y no como una realidad», señala Díez. Después tendrán que trabajar con un terapeuta o algún especialista el problema que haya ocasionado esa indefensión.