Sea por una distracción, un objeto que está alrededor o, incluso, un mareo, las caídas son una de las causas principales que están detrás de un accidente doméstico. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año se producen 37,3 millones de caídas de gravedad en todo el mundo y la muerte de 646.000 personas. Adaptar el entorno, usar un calzado adecuado o mejorar la movilidad son algunas de las claves para reducir la gravedad de las lesiones.
Con una prevalencia superior al registrado en carretera, los accidentes producidos en el entorno del hogar producen la discapacidad de unas 86.000 personas al año en España, según estimaciones de la Universidad de Barcelona. Estos incidentes causaron la muerte de 7.613 personas en 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Pero la realidad es que, aunque pueden sufrirlo cualquier tipo de personas, la mayoría de los afectados son personas mayores de 65 años.
Incluso las personas de tercera edad más saludables y que tienen una buena forma física pueden presentar complicaciones después de una simple caída. El abanico de lesiones es muy amplio. El 72% de las personas mayores ha experimentado daño tisular -daño en la piel-, un 18% ha tenido esguinces, mientras que un 16% ha sido más grave como una fractura. En situaciones más delicadas, una media del 5% ha desembocado en una rotura de cadera o un traumatismo craneoencefálico.
Para reducir la gravedad de estos accidentes es importante seguir varias pautas, según describen expertos de la compañía especializada en movilidad Stannah, que pueden pasar desapercibidos.
1.- Adaptar el entorno: El entorno es muy importante y lo que puede afectar más a las caídas. Aunque seamos muy ordenados, siempre puede haber objetos por el suelo y mobiliario que dificulta los movimientos. En un momento de despiste puedes tropezarte e ir al suelo. El problema es que, en muchas ocasiones, una persona mayor con limitación de movilidad puede suponer un infierno el poder incorporarse de nuevo.
Para ello, es recomendable retirar las alfombras en la medida de lo posible, así como eliminar desniveles o dotarlos de una pequeña rampa. Tampoco hay que dejar cables y objetos sueltos, contar con una buena iluminación. Es preferible utilizar muebles elevados para no tropezar con ellos y conseguir también más agarre y equilibrio.
2.- Evaluar el uso de medicamentos: Por prescripción médica, muchas personas. toman periódicamente algún medicamento para mejorar su salud. Algunos, de hecho, pueden aumentan el riesgo de caída. Es recomendable consultar con el médico de cabecera a la hora de conocer y evaluar los posibles efectos adversos que éste pudiera ocasionar. Hay que tener en cuenta que muchas personas pueden sufrir mareos cuando se levantan demasiado rápido, sensación de confusión, disminución de la conciencia o desorientación.
La vitamina D también juega un papel fundamental para la prevención de caídas en personas mayores, por mejorar la calidad ósea, un aspecto también positivo sobre la fuerza y la función muscular, elementos fundamentales en la prevención de caídas, pero también determinantes para disminuir la probabilidad de una fractura ósea.
3.- Usar calzado más adecuado: Antes de nada hay que pensar en la salud de los pies. Una mala elección puede terminar pasándote factura no solo por problemas musculares. Una de las posibles causas de una caída se debe a un calzado inadecuado. La presencia de juanetes u otros problemas en los pies pueden alterar seriamente el equilibrio.
A la hora de escogerlo es fundamental analizar el tipo de pisada y las características del mismo para mejorar la ergonomía. Según destacan los expertos de Stannah, la mejor opción es usar uno tipo que incorpore talonero ajustado, suela firme y antideslizante, así como que cuente con un tacón bajo, un buen sistema de cierre y, sobre todo, que siempre se escojan zapatos bien ajustados a cada persona.
4.- Trabajar en la mejora del equilibrio: Las limitaciones de movilidad que puede sufrir una persona en edad avanzada están detrás de una posible caída. Es difícil prevenirlas, pero los especialistas insisten en que hacer ejercicio mejora la movilidad, la fuerza muscular y el equilibrio. Este último factor es clave, ya que reduce la confianza de las personas a la hora de moverse.
Además, si alguna vez se ha producido una caída puede aparecer un sentimiento de vulnerabilidad y causar miedo. Una buena forma física va a ayudar a ser más ágil y a reaccionar mejor, en caso de que suceda. Es muy importante seguir moviéndose y hacer ejercicios de fortalecimiento muscular, para mejorar la coordinación y el equilibrio.
5.- Cambiar la bañera por un plato de ducha. En la medida de lo posible, la sustitución de la clásica bañera por un plato de ducha reduce drásticamente el riesgo de caídas en el baño, ya que es un obstáculo que hay que salvar con cierta movilidad. En el mercado hay cabinas de ducha especiales para aumentar la seguridad de las personas con problemas de movilidad e, incluso, personas en silla de ruedas.
Stannah por J.M.Sánchez
Fotos: Stannah