Con una sonrisa cómplice, la mujer le dijo a la enfermera que le aplicaba la tercera dosis de la vacuna contra el Covid-19: “Siento que tengo un cóctel en mi cuerpo porque me dieron Covishield, AstraZeneca y, ahora, Pfizer”. El comentario le sirvió para distender la ansiedad que transitó durante esa espera de meses hasta poder recibir el refuerzo y así estar más protegida frente al coronavirus.
La combinación de vacunas, en pleno aumento de casos, vuelve a ser un tema en los vacunatorios de todo el país, más allá de que la metodología ya fue avalada por la comunidad científica de todo el mundo y en la Argentina comenzó a utilizarse para completar los esquemas de dos dosis. Ahora bien, a esta altura, donde ya millones de argentinos cuentan con tres dosis y muchos otros están atentos a que les otorguen el turno para recibirla, ¿hay algún cambio respecto de esas primeras conclusiones o todo se mantiene igual?
En los lineamientos técnicos elaborados por el Ministerio de Salud de la Nación para la administración del booster hay información detallada de los parámetros determinados para la combinación de vacunas. “Según la información de estudios de inmunogenicidad de esquemas heterólogos, y la disponibilidad de dosis en el país, se podrán utilizar como refuerzo o tercera dosis las vacunas con plataforma vector viral (AstraZeneca, Cansino y Sputnik V) y plataforma ARNm (Pfizer y Moderna). Dada la disponibilidad de vacunas se recomienda preferentemente aplicar AstraZeneca”, establece el documento, que omite como refuerzo a Sinopharm, por las características propias de la vacuna.
La vacuna de origen chino se sigue usando para completar esquemas y para vacunación pediátrica.
En la actualidad se está cumpliendo este criterio establecido por el Gobierno, sobre todo en las jurisdicciones más importantes como la ciudad de Buenos Aires, las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, según pudo saber LA NACION de fuentes sanitarias, que admitieron que todo dependerá de los stocks disponibles. En la Argentina ya hay 6.647.351 personas (14,7% de la población) con tres dosis.
“La gente debe estar tranquila porque en el campo de la seguridad se experimentaron todas las combinaciones y no surgieron problemas. Para la combinación se testearon la seguridad y la inmunogenicidad porque para hacer un estudio de eficacia se necesita tiempo. Los resultados de inmunogenicidad fueron buenos y al extrapolar hacia la eficacia la conclusión fue similar”, asegura el doctor en Bioquímica, Jorge Geffner, titular de la cátedra de Inmunología de la UBA.
Según explica, para la combinación de vacunas se deben estudiar los campos de la seguridad (para determinar que no generen efectos negativos en las personas más allá de un malestar transitorio), la inmunogenicidad (mediante un análisis de sangre se determina la cantidad y calidad de anticuerpos, es decir, la capacidad de neutralizar al virus) y la eficacia (estudios de fase 3 en los que a determinada cantidad de personas se aplica la vacuna o placebo). En el último de los casos no se llegó a evaluar porque se necesitan meses de seguimiento de los voluntarios.
Vacunados en la Argentina
“El sistema homólogo utiliza componentes similares de la misma vacuna y el heterólogo, diferentes, y es aceptable cuando la inmunogenicidad no es inferior al sistema homólogo. Para los refuerzos el criterio que se está tomando es usar plataformas en base a adenovirus o ARNm y no de virus inactivado [Sinopharm] que son vacunas muy seguras, pero como refuerzo están un escalón abajo que el resto”, sostiene Geffner.
Los números de las últimas semanas demuestran que la Argentina ya está sumergida en la tercera ola de coronavirus rompiendo récords de casos diarios en forma constante como ocurrió ayer cuando se superaron los 95.000. La circulación de la variante delta y la llegada y rápida expansión de ómicron empujan el rebrote que, de acuerdo a los expertos, podrían extenderse durante los próximos 30 días.
“La tercera dosis es necesaria frente a ómicron; se necesitan tres dosis para tener una protección del 80%. Siempre es preferible tener un refuerzo combinado que no tenerlo. En aquellos países que lo aplicaron, la enfermedad disminuyó y la eficacia aumentó. Hay algunas vacunas que no tienen estudios de combinación, como Sinopharm, por lo que nadie sabe cómo funciona la tercera dosis con ómicron. Por ahora estamos dando AstraZeneca porque es necesario tener tres dosis”, insiste el infectólogo Eduardo López.
El jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez coincide en que “la gente no tiene un cóctel de vacunas en su cuerpo” y que las combinaciones se aprobaron en muchos países, incluida la Argentina. “No hay estudios a largo plazo, pero tampoco los hay para una sola vacuna, para los sistemas homólogos”, agrega López.
De la misma forma opina su colega, Ricardo Teijeiro, que reitera el mensaje de tranquilidad respecto de la combinación de vacunas para la segunda dosis o el refuerzo. “La gente no debe sentirse insegura o que le hará mal porque tienen todas las garantías de que el proceso ya fue avalado. Los primeros países que comenzaron con la combinación son de Europa y hay que ser contundente con el mensaje: es necesario aplicar la tercera dosis y después vemos cómo avanzar. Israel ya está haciendo un cuarto refuerzo”, apunta Teijeiro.
Antes que empezara la escalada de casos en diciembre, el Ministerio de Salud de la Nación ya comenzaba a hablar de la aplicación de una cuarta dosis en determinados grupos y a los cinco meses de haber recibido el refuerzo. En una primera etapa estarían incluidos los mayores de 50 años con el esquema completo de Sinopharm y los mayores de 3 años inmunocomprometidos. Además de las más de seis millones de personas con tres dosis en la Argentina, al menos el 84,7% de la población tiene una dosis (38.419.616 personas) y el 73,1% tiene las dos (33.183.005 individuos).
“Quizás este año habría que pensar en un cuarto refuerzo porque podríamos pasar lo peor en el invierno. Hay mucha gente que entrando el invierno habrá cumplido cuatro o cinco meses del último refuerzo, sobre todo los adultos mayores, el personal de salud y las personas con factores de riesgo. No significa que cada cuatro o cinco meses habrá que colocarse un refuerzo, esto lo dirá la situación epidemiológica”, sostiene Teijeiro.
Con una opinión contraria y argumentos sólidos se planta López. “Visualizar una cuarta dosis es prematuro porque todavía hay millones de personas que tienen una sola dosis y el 30% de los adolescentes que no completaron las dos dosis. Hay que hacer un camino rápido y en paralelo. Delta requiere dos dosis y ómicron tres; hay que completar las tres dosis antes de pensar en la cuarta, ahí está la discusión”, explica el infectólogo.
Nota: La Nación/ Por Mauricio Giambartolomei