Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en todo el mundo. En la Argentina, una de cada tres personas muere por esta causa. Según el informe de Estadísticas Vitales, publicado por la Dirección de Estadísticas e Información en Salud, durante 2019 la tasa de mortalidad por enfermedades del corazón fue de 176,4 por 100.000 habitantes.

Con el objetivo de disminuir estas cifras, Hernán Lasansky, de 43 años, cofundó ÜMA Health, una plataforma de telemedicina, apalancada en Inteligencia Artificial, que permite a los usuarios acceder a varios servicios vinculados con la salud, entre ellos, un diagnóstico para evaluar el riesgo cardiovascular. El proceso no tiene costo para el usuario, se realiza con cualquier tipo de smartphone y toma apenas unos segundos porque todo lo que hay que hacer es tomar un autorretrato con el celular y responder unas pocas preguntas.

“Con este servicio que lanzamos hace poca semanas, cualquier persona obtiene información sobre su probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular con un 70% de asertividad”, cuenta Lasansky.

Este emprendedor, que es ingeniero en electrónica y tiene un MBA y estudios de posgrado en Big Data, señala que con ÜMA Health busca disminuir la brecha sanitaria: “Una de cada dos personas en el mundo no accede a los diagnósticos de salud básicos. Con esta tecnología queremos concientizar a la gente y facilitarle el diagnóstico temprano para poder reducir en tres o cuatro veces los casos”.
El proceso para acceder a la prueba en sencillo: hay que registrase en el sitio de la empresa, responder una serie de preguntas y tomar una selfie. Tras un par de segundos aparece el prediagnóstico. Si el paciente lo desea, y abonando la consulta, puede ser atendido a distancia por uno de los médicos de la plataforma o acudir a su profesional de cabecera.



Según Lasansky, el algoritmo analiza la foto y tiene en cuenta arrugas en la cara y oídos, color y forma de la piel, indicios de obesidad en la forma de la cara, canas, o bolitas de grasa o depósitos de colesterol en los párpados, entre otras cosas. “Los médicos de antes decían que un surco en la oreja era indicador de cómo estaban las arterias, -explica-. El modelo combina información de rasgos faciales asociados con la presencia de diabetes o enfermedades coronarias. La evaluación del riesgo final surge de combinar los resultados del cuestionario de factores de riesgo con los rasgos faciales. Si el paciente tiene rasgos faciales de diabetes y/o enfermedad coronaria y a su vez factores de riesgo (por ejemplo, hipertensión y fuma) es de alto riesgo; si solo tiene rasgos faciales compatibles, pero el cuestionario le dio bajo riesgo, el riesgo global es moderado”.

Qué dicen los médicos sobre esta herramienta

“Lo importante es convalidar el diagnóstico con un profesional de la salud”, aclara siempre Lasansky.

Oscar Montaña, que es especialista consultor en Cardiología y profesor titular de Farmacología II en la Universidad de Morón (MN 56731) comentó que este tipo de herramientas no pretenden reemplazar al cardiólogo en la determinación del riesgo cardiovascular. “Por ahora es orientativa y ayuda a generar conciencia de la necesidad de la prevención en cardiología”.

Por su parte, Sebastián Eduardo Obregón, docente de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, Jefe del Centro de Hipertensión Arterial y Envejecimiento Vascular de Hospital Universitario Austral y médico especialista en Medicina Interna y en Cardiología (MN 97825 MP 55732), probó la herramienta y opinó: “Con respecto de la confiabilidad de esta solución, está claro que su algoritmo se encuentra en proceso de validación. De hecho, ÜMA Health menciona esto en su website, con lo cual no podemos hablar todavía sobre la confiabilidad de los resultados hasta que no se ajuste a alguna realidad empírica o que haya alguna demostración clínica.

De cara al futuro

“Desde nuestro lanzamiento en 2020 estamos en la Argentina, luego abrimos la operación en Uruguay, desde donde atendemos a los clientes en la región. Empezamos a operar en México hace 3 meses y vamos por más”, sostiene Lasansky.

Al ser consultado respecto al futuro de la medicina con la difusión de algoritmos de análisis de datos y multiplicidad de sensores, opina: “La inteligencia artificial permite tener en cuenta millones de datos para aprender de patrones y poder predecir situaciones futuras. Un médico puede diagnosticar y tratar a un paciente en base a la información que tiene disponible, y a su experiencia. Puede ver a decenas de pacientes por mes y conocer varios cientos de síntomas y diagnósticos. La inteligencia artificial puede, en segundos, analizar millones de atenciones pasadas, y cientos de miles de diagnósticos para ayudar a diagnosticar. También tiene el potencial de analizar imágenes para detectar patrones que son imperceptibles para el ojo humano”.

El emprendedor comenta que, como no siempre tenemos la posibilidad de tener un médico a nuestro lado, y hay millones de personas que no tienen acceso oportuno cuando tienen un problema, es interesante pensar que la Inteligencia Artificial puede cubrir esa brecha, acompañando a las personas en forma permanente, anticipando situaciones que tratadas tarde pueden complicarse.

En tanto, Obregón se explaya: “Muchos de los procesos que hoy tenemos para resolver en el sistema de salud pública e incluso en las atenciones iniciales pasarán por herramientas basadas en inteligencia artificial. De cara al futuro, muchas de estas aplicaciones tendrán un gran valor sobre todo en la evaluación inicial y con algunos parámetros de seguimiento. De esta manera, pasaremos de la medicina episódica, donde el médico evalúa al paciente cada determinado periodo de tiempo, a una medicina donde la información es continua y, gracias a este avance, podremos plantearnos nuevas estrategias terapéuticas. Y Montaña coincide: “Estamos en un camino fantástico que pronto estará en la realidad de cada día, no reemplazando sino ayudando significativamente en la dura tarea del ejercicio de la medicina”.

La Nación / Por Débora Slotnisky.