La investigación por el asesinato de Candela Rodríguez volvió a quedar manchada: luego de las innumerables idas vueltas de la causa, ahora murió un testigo clave que posibilitó la detención de presuntos responsables del homicidio que conmovió a la sociedad en 2011.
Este miércoles fue noticia la explosión de la casa de Roberto Aníbal, quien sufrió gravísimas heridas y falleció.
El hecho despertó sospechas por sus vinculaciones con el crimen de Candela y porque el hombre fue víctima de algunos episodios insólitos.
Aníbal era carnicero en un supermercado chino de Hurlingham y en un primer momento declaró en la causa bajo identidad reservada, pero el fiscal que por entonces investigó el caso, Marcelo Tavolaro, reveló su nombre y lo dejó expuesto en una causa caliente que llegó a rozar al narcotráfico y a la actividad de un grupo de piratas del asfalto.
Luego de perder su condición de testigo protegido, Aníbal denunció que fue víctima de intimidaciones: atacaron a tiros al frente de su casa con una ametralladora y aseguró que fue secuestrado, lo que lo llevó a encadenarse frente a las rejas del Palacio de la Gobernación bonaerense para pedir asistencia.
En la madrugada del miércoles, tras asistir a un programa de televisión y visitar a familiares en la Villa 31 del barrio porteño de Retiro, Aníbal entró a su vivienda y se vio sorprendido por una violenta explosión que lo dejó al borde de la muerte.
Tras conocerse su deceso, la madre de Candela, Carola Labrador, consideró que el presunto escape de gas que provocó el estallido no fue un accidente.