Un grupo de chicos acompañaron al pontífice desde la primera fila en la misa del sábado último; un menor esquivó a los guardias y se acercó al Santo Padre en un gesto cargado de ternura.
El papa Francisco se enfrentó ayer a un público especial cuando brindó una homilía en el marco de la Fiesta de la Familia, en la Plaza San Pedro. En primera fila, un grupo de niños lo miraba. Estaban felices, con globos en la mano y con la espontaneidad que los caracteriza. Fue por esa característica que un pequeño, de unos seis años, no pensó en los obstáculos de seguridad que debía enfrentar para tener contacto con el Santo Padre y fue directamente a su encuentro.
El niño se lanzó hacia Jorge Bergoglio, que -pese a la resistencia de los guardias- aceptó el abrazo del pequeño con una gran sonrisa y lo acarició en la cabeza.
Unos 150.000 miembros de familias católicas llegadas de 75 países se reunieron en la Plaza de San Pedro y aledaños para la peregrinación a la Tumba de San Pedro en el Año de la Fe, el sábado pasado, bajo el lema "¡Familia, vive la alegría de la fe!". Luego se encontraron con el pontífice.
Durante la fiesta hubo reflexiones, música, narración de cuentos a los niños y testimonios, hasta que el papa Francisco hizo su aparición con un globo naranja en la mano y agarrando a varios niños que portaban globos de diferentes colores. Ya en el estrado, el pontífice preguntó a los presentes si sabían hacer el signo de la cruz y, al asentir, les dijo: "Pues vamos a hacerlo juntos".
Después de la canción "We are the world" ("Somos el mundo") interpretada en inglés por un coro de niños, todos los globos fueron soltados y pintaron el cielo de colores.
Sentado en la butaca del estrado, el Papa siguió los testimonios y canciones con atención, mientras las escaleras se llenaban de niños a los pies del pontífice, dando lugar a escenas conmovedoras.