El músico de 55 años se encontraba internado desde el pasado 9 de junio luego de sufrir un ACV. La noticia del deceso fue confirmada por su jefa de prensa Paula Alberti en las redes sociales.
Willy Crook, legendario saxofonista del rock argentino y con paso por Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, murió este domingo luego de permanecer internado desde el pasado 9 de junio por un ACV. La noticia fue confirmada por su agente de prensa con un mensaje en las redes sociales.
“Es de una inmensa tristeza hacerles saber que Willy Crook ha fallecido el día de hoy. Les haremos llegar su lugar de descanso y despedida en cuanto su señora madre supere en parte este tristísimo momento. Gracias a todos por el apoyo incondicional de tantos días. Un gran abrazo”, escribió Paula Alberti en Twitter.
Nació hace 55 años, el 28 de agosto de 1965 en Buenos Aires. Paladín del underground y máximo exponente argentino del funk, el soul y el r&b, Crook cuenta con una frondosa trayectoria en la música que se inició en 1982 como saxofonista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, dejando su huella en los primeros dos discos discos del grupo: Gulp y Oktubre.
“Me fui porque me hervía la cabeza de ideas musicales y con los Redonditos no podía llevarlas a cabo. Me consumían mucha energía. Todo era Lennon y McCartney, es decir, Beilinson y Solari. Yo había amagado irme bastante antes. Me acuerdo que me le planté a Skay (...) Presenté mi renuncia y nadie me dio bola. Agarré mi saxo, bajé las escaleras de la casa de Soler para irme y cuando estaba en la calle me arrepentí. Me dije: ‘No me voy un carajo’. Subí, y otra vez: nadie me dio pelota. No me tomaban en serio. Tenía veintipocos años: era un pequeño imbécil. Ahora soy un gran imbécil. Después sí me fui: me bajé de la banda cuando se empezó a ganar guita en serio. Tuve ese extraño gesto artístico, que me enseñaron ellos. Igual, los quiero a los tres”, contó Willy Crook sobre su idea de los Redondos en el libro Fuimos Reyes. La historia completa de Los Redonditos de Ricota, firmado por Pablo Perantuono y Mariano del Mazo.
Crook también colaboró con artistas argentinos como Charly García, Los Abuelos de la Nada, Los Fabulosos Cadillacs, Sumo, Los Gardelitos, Virus, Riff, Memphis la Blusera, Illya Kuryaki & The Valderramas, Los Encargados, Andrés Calamaro, La Mona Jiménez, Viejas Locas y Gillespi, entre muchos otros. También se dio el gusto de tocar con artistas internacionales como Rita Marley, Los Toreros Muertos, Gotan Project, Alvin Lee, Echo & The Bunnymen o Dermis Tatú. Además, abrió los shows de James Brown y David Bowie en sus visitas a Buenos Aires.
A partir de 1997 formó su propia banda, Los Funky Torinos, que debutaron con el álbum Willy Crook & the Funky Torinos, del que participaron Miguel Zavaleta, Daniel Melingo y Fernando Samalea. Hasta el momento, cuenta con doce discos de estudio, siendo Reworked el último, editado en 2020 y que tiene una nominación como Mejor Álbum Música Electrónica para los próximos Premios Gardel.
“La autenticidad ha sido desplazada por la cantidad. Ahora es mucho más fácil acceder a instrumentos y a estudios caseros con suculentos bancos de sonido. Así mucha gente se vuelca a la música, cosa que es de festejar”, le dijo Crook a Teleshow en 2019, pensando en el panorama de la música actual y mientras presentaba su disco Lotophagy.
“Ahora bien, considerando el panorama de posibilidades de una, dos y tres generaciones previas, que protagonizaron la precaria o nula calidad adquisitiva, la marginalidad y la libertad del rock -desaprobada y reprimida por el sistema generando imaginarios muy poderosos- no resiste el menor análisis que la mayoría actual de los ‘compositores’, con un único objetivo de éxito ‘$ocial’, se limita a seguir un ‘estilo’ clonando con mayor o menor felicidad a deidades de masivos, fáciles y discutibles géneros”, agregó a la hora de pensar a las nuevas generaciones de creadores.
“El arte no es una prioridad. Y como opino una cosa opino la otra. No obstante, existen actuales artistas ‘auténticos’ a los cuales se debe bucear como a una perla en el océano del poliéster. En mi soberbia opinión, claro”, concluyó en aquella ocasión.