El estudio fue realizado en base al análisis genómico del virus SARS-COV-2 e hizo hincapié en la necesidad de investigar más a fondo la hipótesis que puede dar con el origen de la pandemia que ya mató a más de 3,7 millones de personas en todo el mundo.
Un informe elaborado por un prestigioso laboratorio estadounidense halló plausible la teoría de una fuga del laboratorio de Wuhan como origen de la pandemia de COVID-19, según informó este martes el Wall Street Journal.
La pesquisa fue realizada en mayo de 2020 por el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de California y ha cobrado nueva relevancia ante la orden del presidente Joe Biden para impulsar las averiguaciones sobre la hipótesis del coronavirus. El informe, según el WSJ, ya había sido tomado en cuenta por el gobierno de Donald Trump para explorar esa posibilidad.
Según las fuentes a las que accedió el WSJ, el estudio fue realizado en base al análisis genómico del virus SARS-COV-2, por la “División Z”, el área de inteligencia del laboratorio, que cuenta con una vasta experiencia en cuestiones biológicas. Entre las conclusiones del documento clasificado, se señala la necesidad de continuar investigando la situación en torno al Instituto de Virología de Wuhan.
Cinco meses después, el estudio llegó a manos del Departamento de Estado, que solicitó más información. Por aquel entonces, la hipótesis principal señalaba un origen zoonótico de transmisión de un murciélago a un animal intermedio y de éste a un humano, pero en las últimas semanas cobró fuerza la teoría de una fuga de laboratorio.
Aunque en los últimos meses algunos científicos destacados han pedido que se investigue más a fondo la hipótesis del laboratorio, muchos científicos siguen insistiendo en que la propagación natural sigue siendo la explicación más probable.
China, que trata ferozmente de descartar la hipótesis del laboratorio, acusó a Washington de difundir “teorías conspirativas” y negó informaciones sobre la hospitalización de investigadores en Wuhan publicadas por medios estadounidenses.
En mayo, Biden pidió a los servicios de inteligencia de Estados Unidos que elaboraran un informe en un plazo de 90 días sobre el origen del COVID-19.
Para poder predecir y prevenir futuras pandemias, los investigadores deben encontrar el origen de los virus que las causan. Esta no es una tarea simple. El origen del VIH no estuvo claro hasta 20 años después de su propagación por el mundo. Los científicos siguen sin conocer el origen del ébola, a pesar de que ha causado epidemias periódicas desde la década de 1970.
A principios de este mes, Anthony Fauci, experto estadounidense en enfermedades infecciosas, pidió a China que divulgara los historiales médicos de nueve personas cuyas dolencias podrían proporcionar pistas vitales para saber si el COVID-19 surgió por primera vez como resultado de una filtración en un laboratorio.
Por otra parte, Mike Ryan, un alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud, declaró el lunes que la OMS no puede obligar a China a divulgar más datos sobre los orígenes del COVID-19, al tiempo que añadió que propondrá los estudios necesarios para llevar la comprensión de dónde surgió el virus al “siguiente nivel”.