Ojo de cerradura
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24/05/2021 11:14 hs

El amor en tiempos del covid 19

Río Cuarto - 24/05/2021 11:14 hs
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Siguiendo a el Dr. López Rossetti y su frase..."El amor es un sentimiento que hace bien... Aumente la dosis!", la abogada y periodista Mabel Sánchez hace un repaso de lo complejo y difícil que es mantener vínculos amorosos a la distancia, en tiempos inciertos de pandemia.

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Mabel Sánchez 1
Mabel Sánchez 2
Mabel Sánchez 3
Como sociedad y como seres individuales, no estábamos preparados para este desafío sanitario, social, humano, económico, científico, psicológico, afectivo, como el que estamos viviendo desde que el mundo declaro estado de pandemia.

La sociedad global vivía el estado líquido, tan bien explicitado por el sociólogo y filósofo polaco económico Zygmund Bauman, conocido como el que le puso nombre a la etapa histórica de los últimos años y la denominó “modernidad líquida”.

El denunció en sus libros y conferencias, el individualismo y la desigualdad hasta el fin de sus 91 años en 2017. Definió a la “modernidad líquida”, como aquella en la que ya nada es sólido. …”No es sólido el Estado-nación, ni la familia, ni el empleo, ni el compromiso con la comunidad, ni los compromisos afectivos….” Explicaba que…“nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”

El amor líquido es un libro Acerca de la Fragilidad de los Vínculos Humanos en la etapa de esta última década.

Como parte de análisis de la sociedad en el mundo globalizado y de los cambios que éste impone a la condición humana, el autor analizó el amor y reveló las injusticias y las angustias de la modernidad sin ser absolutamente pesimista, con la esperanza de que es posible superar los problemas que plantea la moderna sociedad líquida.

Veníamos de ese mundo. Los mayores transitamos otros mundos, y de repente sin aviso previo debimos afrontar el aislamiento, las fronteras, la muerte, la desconfianza, lo desconocido, lo imprevisto sin fecha de caducidad.

Debemos tomar decisiones, asumir compromisos, romper compromisos, brindar ayuda, repensar los tiempos, parar el camino que transitábamos, enfrentarnos a nosotros mismos y a los otros, convivir con el aburrimiento, con los amores y desamores, con la salud y la enfermedad, con la vida y la muerte, con la escases y con la opulencia.

Recuerdo conversaciones al comienzo de la pandemia que hablaban de un mundo más justo, de una sociedad más empática (termino muy usado en estos tiempos) Saldremos mejores, decían algunas voces.

Hace tiempo el análisis de la realidad saliente muestra lo contrario. Perfiles más egoístas, más violentos, con menor comprensión.

López Rossetti, el autor de esa frase tan cierta…. El amor es un sentimiento que hace bien… aumente la dosis! , fue uno de los que más intentó apoyar desde la ciencia y el sentido común a quienes nos toca transitar este tiempo con conciencia de lo que ocurre.

Nos explicó en sus libros que no es lo mismo emoción que sentimientos. …”Las emociones son vivencias con rostro (miedo, ira, alegría, tristeza, asco, y sorpresa) y las podemos distinguir físicamente. (Por eso es tan importante hablar con el otro mirándose, tocar al otro, sentir la piel y el abrazo del otro) La emoción no se aprende, forma parte de nuestra herencia biológica y son reconocibles por cualquier persona en cualquier parte del mundo. Un ciego de nacimiento nunca ha visto una expresión de miedo o alegría, pero la expresará de una forma común a todos nosotros. Cuando esas emociones básicas se mezclan, se tramitan en el cerebro, se convierten en sentimientos (amor, fe, orgullo, culpa…). Éstos son menos intensos que las emociones, pero mucho más duraderos.

…”Es frecuente que alguien elabore una explicación racional sobre una decisión determinada, cuando en realidad la mayoría de veces esa decisión es simple y llanamente el resultado del deseo impulsado por las emociones y los sentimientos más profundos y, en algunos casos, ocultos en nuestro inconsciente….”

Sucede que, misteriosa y maravillosamente, el complejo universo está constituido por pocos elementos cuya combinación nos entrega todas las variables posibles de la existencia. El oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno, el carbono, el hierro, el cobre, el plomo, el oro, la plata y otros pocos elementos más de la naturaleza se combinan con sabiduría para dar vida a todo lo que hay. Y de ahí surgen los colores y los sonidos, y de todo ello, en algún momento, tiene lugar un milagro, la vida. Llama la atención cómo tan pocas cosas constituyen el todo. Luego la evolución hizo su lento trabajo, y aquí estamos.

Fue así como, desde la simpleza de la célula más elemental, esa otra dimensión del universo, el tiempo, esculpió un nuevo y recién llegado protagonista: el cerebro humano. El cerebro y el cuerpo. Ambos integrados en una misma realidad indisoluble.

Acorde con esa lenta y azarosa evolución biológica, se sumaron escalones en el desarrollo de la vida; al sonido y a los colores se agregó la resonancia de algo nuevo: las emociones. En algún momento, no sabemos bien cuándo, tomamos conciencia de nuestra existencia. La conciencia hizo pasar los colores y sonidos primigenios por el prisma de la mente, y las emociones estallaron en la complejidad de los sentimientos. Porque eso somos fundamentalmente: emociones y sentimientos que se entrelazan con la razón y el pensamiento para construir «un algo» que, de manera inevitable, se expande. La esencia del ser humano.

Y él pone un ejemplo muy conocido por todos. De cómo las fuertes creencias, la fe, el amor a lo que se hace puede vencer grandes obstáculos.

Y la define así….”.David y Goliat. Una historia épica en la que un pequeño pastor de ovejas, sin más uniforme que sus livianas ropas ni más arma que una piedra, venció a un gigante al que todo un ejército temía. Ganar no era una opción «razonable», pero sucedió. David sabía usar la honda para defender a su rebaño contra animales hostiles, una pericia o habilidad del conocimiento, pero insuficiente por sí sola. David recurrió a algo más que a la razón y al saber, acudió a la fuerza de una emoción y un sentimiento, a su fe. Una artística mezcla de razón y emoción le permitió vencer a un gigante invencible. ..”

Vivimos en un mundo donde se sobrevaloran la razón y los resultados racionales y lógicos de nuestras acciones, sin saber que ese no es el camino del bienestar. Vivimos en un mundo de educación racional y descuidamos imperdonablemente ese otro aspecto básico de nuestro ser: las emociones y los sentimientos. Este es un llamamiento a esa otra inteligencia, esa inteligencia de la gente simple, que encuentra en lo cotidiano todo lo que realmente necesita para vivir. La ciencia demuestra que las emociones y los sentimientos son resultado de la función cerebral. Eso es verdad, pero también lo es que se sienten en el cuerpo y, si en un lugar buscan resguardo, sin duda es en el corazón. ¿Poético? Puede ser, pero también es científicamente cierto.

Es difícil, si no imposible, encontrar en la historia reciente una amenaza comparable a la pandemia por el coronavirus COVID-19. Por tratarse de un acontecimiento fuera de la experiencia humana habitual supone un desafío de primera magnitud para nuestra capacidad de adaptación. Esto se ve agravado por su extensión geográfica, por sus efectos sobre la salud de la población, por su impacto económico, por su duración y por la incertidumbre sobre nuestra vida y nuestros hábitos
Rabia, pérdidas de seres queridos, de puestos profesionales o laborales, de relaciones afectivas, culpa por lo que cada uno pudo haber hecho o dejado de hacer para haber evitado lo que finalmente ocurrió. Las relaciones personales se vieron negativamente afectadas en su mayoría. y fue y es muy difícil revertir los efectos del aislamiento y la distancia.

En 2020 los españoles que se parecen mucho a nosotros relevaron canciones que la gente bajaba de los sitios para mandar al amor que había quedado lejos, en otro continente, en otro país o simplemente en otra región. Marta Sánchez y Carlos Baute, colgado en tus manos era una de las preferidas.

…”A comienzo de 2020, Las parejas obligadas a pasar la cuarentena por separado estaban ansiosas de volver a verse. Aunque los besos y abrazos por mensaje, y las largas llamadas funcionaron, todos esperaron el momento de reencontrarse una vez que el coronavirus haya perdido la batalla….”

La crisis es sanitaria pero atraviesa la salud mental y emocional de hombres y mujeres e hizo tambalear hasta los cimientos más fuertes de las relaciones humanas.

Un informe muy interesante publicado por Infobae Mejico “Amor en tiempos difíciles”, a comienzo de la pandemia explicaba, que según el psicólogo estadounidense Robert Sternberg…”hay tres componentes principales en las relaciones interpersonales que hacen que puedan ser consideradas amorosas. Estos son: la intimidad, el compromiso y la pasión, elementos que pueden combinarse para generar múltiples formas de ser una pareja. …”Y que la intimidad se pierde con la distancia geográfica. La psicoterapeuta cognitivo-conductual, Judith de la Serna Nasser, explicó la conformación de una pareja como un encuentro bicultural. “Una pareja es la mezcla de dos personas con historias totalmente diferentes que
tienen el reto de hacer toda una cultura propia con las vivencias en común”.

El ser humano es gregario, es decir, desde sus inicios se agrupaba con el objetivo de sobrevivir. El aislamiento obligatorio por coronavirus “va en contra de la tendencia biológica a la sociabilidad y supervivencia que tienen las personas”

Entre las parejas que en términos demográficos son “no corresidentes”, se encuentran jóvenes económicamente dependientes de sus padres, parejas separadas por razones de trabajo o estudios, relaciones extramaritales, entre muchas otras. Sin embargo, todas atraviesan un duelo no anticipado que les genera sentimientos muy parecidos a los de una separación.

Tal vez por eso, según pasaron los meses, La oreja de Van Gogh y la canción puedes contar conmigo se posiciono como las más enviadas a través de los sistemas de mensajería. La canción es un amor que afronta una despedida.

Mabel Sánchez

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