Como un joven John Connor, fue la revelación de la mejor película de la saga. Pero la popularidad precoz le jugó una mala pasada: tomó el camino equivocado una y otra vez.
Conoció la fama con tan solo 13 años. El destino lo puso frente a un protagónico que pocos logran a esa edad. Sin embargo, no logró mantenerse en lo más alto y, poco a poco, la luz de Edward Furlong empezó a apagarse. Corrió la misma suerte que varios niños que se chocan con la fama repentinamente, todavía sin la capacidad de entender dónde están parados. Y lo pagó caro.
Si bien su nombre puede parecer desconocido para algunos, su primer papel en cine es su gran carta de presentación. En 1991, sin experiencia previa en lo que es el séptimo arte, se puso en la piel de John Connor en Terminator 2: el juicio final. Su desempeño le valió ganar, un año más tarde, el premio MTV Movie Awards como actor revelación. Excelente comienzo para alguien que no pensaba dedicarse a este oficio.
Edward estaba en la cima, todos hablaban de él y de lo que había conseguido tan solo por su carisma y por esa capacidad que seguramente traía en sus genes. Nunca estudio actuación, tan solo hizo cursos en el Boys and Girls Clubs of América, un sitio en el que ofrece programas diarios y herramientas para la educación a niños y adolescentes. Allí lo vio el director del casting Mali Finn. Y no dudó en incorporarlo y darle un lugar al lado del consagrado Arnord Schwarzenegger.
Según contó en alguna oportunidad Mali Finn, su rebeldía, la forma de pararse y esa mirada desafiante de Furlong fue lo que lo llevó a convocarlo. Esos eran los rasgos que necesitaba para quien tenía que ponerse en la piel del hijo de Sarah Connor (Linda Hamilton). El director del filme, James Cameron, aprobó su incorporación apenas lo vio ensayando para la primera escena. Parecía haber sido tocado con la varita mágica.
Terminator 2 se estrenó en 1991 y comenzando de esa manera, nada podía salir mal en la incipiente carrera de este adolescente. Sin embargo, una vez más quedó demostrado que fama y dinero no siempre son una buena comunión.
Edward Furlong nació el 2 de agosto de 1977 y fue criado por su mamá. Eleanor Torres era una mexicana que a poco de llegar a los Estados Unidos conoció a un hombre, quedó embarazada y luego enfrentó el abandono, cuando su hijo era apenas un bebé. Ciertas carencias en aquel entonces -su madre pasaba mucho tiempo lejos del hogar por su trabajo- repercutieron más adelante en él.
Poco después del debut en Terminator 2, Edward se sumó a Cementerio de animales 2, American Heard y American History X, proyectos en los cuales sobresalió. Encarnó varios roles, como el hijo rebelde de un ex convicto en Corazón roto, papel que le valió ser nominado al Spirit Award como mejor actor de reparto, y le puso todo de sí a un drama como fue Antes y después, en la que compartió cartel con Meryl Streep y Liam Neeson. Incluso, el mundo de la música también estuvo a sus pies: protagonizó el videoclip de “Livin’ on the Edge”, de Aerosmith.
Luego empezó el descenso. Más allá de que siguió trabajando, internamente Furlong empezó a vivir un calvario. Inmerso en las drogas y en el alcohol, dejó de pertenecer al primer mundo del cine para embarcarse en producciones menores. Llegó un momento en el que Hollywood le dio la espalda.
A la sombra de John Connor
“Sé que muchas personas de mi edad todavía están tratando de averiguar qué hacer, y me considero afortunado de poder ganarme la vida haciendo algo que realmente disfruto”, contaba Edward promediando su adolescencias, cuando las luces de la fama aún lo iluminaban.
En Terminator 2 encarnó a un joven que estaba destinado a salvar a la humanidad de un mundo dominado por las máquinas. Para que eso ocurriera debía sobrevivir para en el futuro, ya mayor, liderar el grupo rebelde denominado La Resistencia. Sin embargo, lo que ocurrió en la ficción se reflejó en su vida personal: no pudo con las tentaciones.
Durante la filmación inició un romance con Jacqueline Domac, su tutora. En aquellos años hubo una gran controversia: ella era 13 años mayor que él. Pese al que dirán, estuvieron juntos hasta 1998: ella lo acusó de agresión física y el caso fue a parar a la Justicia.
Fue el momento en el que empezaron a salir a la luz los problemas de Edward con el alcohol y, como lo reconocería mucho después, la heroína y cocaína. Hasta declaró que fumaba 60 cigarrillos por día. No solo tuvo problemas legales, sino que las grandes producciones lo dejaron a un lado. Se dormía, llegaba tarde, discutía... Lo convocaron para Terminator 3 pero no alcanzó ni a ponerse en el rol de John Connor. Su estado deplorable y sus problemas de conducta hicieron que el director decidiera reemplazarlo.
Lejos del éxito -ya no protagonizaba- pasó a producciones clase B como Cruel Word, en 2005. Su vida ya estaba entre sombras y su teléfono dejó de sonar.
Lejos de la pantalla grande fue noticia por su casamiento con la actriz Rachael Bella, en 2006. Tuvieron a su único hijo, Ethan, y se separaron en 2009. Rachael también lo denunció por maltrato. Más adelante, aún en plena guerra judicial, hasta aportó pruebas escalofriantes, como un test positivo para cocaína que le había hecho a su hijo cuando tenía seis años. Según informó TMZ en aquel entonces, Bella le hizo el examen al niño luego de que pasara unos días con su padre.
Desde ese entonces Rachel consiguió una restricción para que Furlong no vuelva a ver a Ethan. El actor intentó por todos los medios revertir la situación, pero el juez nunca le dio lugar a su reclamo.
A la par, Edward despilfarraba la fortuna que había hecho en sus primeros años en Hollywood y enfrentaba cargos por conducir bajo los efectos del alcohol. Lo haría en más de una oportunidad.
Circunstancias como esas comenzaron a ser cada vez más cotidianos en la franja que abarca década pasada. En octubre de 2012 fue arrestado por agredir a quien por ese entonces era su novia, Monica Keena: lo sentenciaron a 180 días de cárcel. En 2013 acordó evitar la prisión si ingresaba en un centro de rehabilitación durante tres meses y pagaba 31 mil dólares.
El cóctel que ingería su cuerpo hizo que en 2012 tuviera severos problemas de salud y a ese se le sumó un pedido desesperado mientras corría el 2015. Necesitaba hacerse un trasplante de riñón y no contaba con obra social. “Por mi estado, no esperaba llegar a mi cumpleaños número 21”, había publicado en sus redes sociales en medio de un acto de desesperación.
Poco a poco comenzó una rehabilitación que le permitió reaparecer. Incursionó en un gran cambio. La necesidad de volver a ver a su hijo (recuperó la comunicación pero solo a través de FaceTime) hizo que intentara el desafío. Incluso, en 2019 regresó a su primer amor. Tim Miller lo convocó para que se sume a Terminator: destino oculto. Sin embargo, Furlong no estuvo muy conforme con el lugar que le dieron. Se dijo que fue una manera de tenderle una mano, pero el actor no lo consideró de esa manera.
“¡Me fulminaron! Ese fue el papel Filmé durante un día. Y sí, hicimos algo de CGI (efectos generados por computadora). Me pagaron. Así que, ya sabes. Me hace sentir mal, porque me habría encantado hacer una película entera y haber ganado mucho dinero. Me habría encantado hacer más, pero ya veremos qué pasa”, le contó un mes después de su estreno a Alex Leyba en su canal de YouTube.
¿A qué se debe su queja? Aparece apenas unos segundos en la película, en una escena en la que se recordó el pasado. Y en los créditos finales, se lo menciona como “referencia de John Connor”. El papel de hijo de Sarah Connor es llevado adelante, de acuerdo a la secuencia, por Jude Collie y Aaron Kunitz.
Más allá del disgusto, Furlong atraviesa por estos días otro momento. La tranquilidad parece haberse apoderado de él. O al menos, lo intenta. Con 43 años, ya se dio la segunda vacuna contra el coronavirus y lucha para que más gente siga su camino. El porcentaje de vacunados entre los jóvenes no es el esperado en Estados Unidos, y Edward busca generan conciencia en sus redes sociales para que sus seguidores se inmunicen.