El gobernador no solo mira la próxima elección sino la de 2023; buena parte de su electorado es anti K.
“Saben que acá si vamos juntos, van detrás nuestro”, grafica un armador político con ironía respecto de que deberían cederles las cuatro bancas que se renuevan (tres en Diputados y una en el Senado). En el Senado el lugar es de Carlos Caserio, quien fue elegido por el peronismo cordobés pero se sumó a la campaña electoral de Alberto Fernández y compuso su relación con Cristina Kirchner. Él ya se presenta como precandidato en determinados sectores.
En el seno del kirchnerismo en Córdoba, Caserio es un “albertista” con vínculo con la vicepresidenta, mientras que Gabriela Esteche y Pablo del Carro son “cristinistas puros”.
El análisis de diferentes encuestas que le llegan a Schiaretti aportan a la decisión de no compartir lista con los kirchneristas: la evaluación positiva del presidente Fernández se mueve en torno del 20% mientras que la del gobernador alcanza algo más del 50%.
En lo económico hay dos factores cruciales: primero, que la Provincia ya firmó el acuerdo con la Anses para que cubra parte del rojo de la Caja de Jubilaciones, y segundo, que ya cerró con los bonistas extranjeros la reestructuración de la deuda.
En la provincia ya se empezaron a calentar motores de cara a las elecciones. En la ciudad de Córdoba, la diputada nacional Alejandra Vigo ya “despabiló” a los militantes mientras que en el interior habrá tareas para evitar que la dispersión. Ahí las respuestas son más inciertas porque hay jefes comunales con línea directa con la Rosada, desde donde también bajan fondos directamente.
Sobre los razonamientos acerca de los condicionamientos económicos que podrían empujar a Schiaretti a cerrar un acuerdo electoral con Fernández, un dirigente de muchos años resumió: “El peronismo lleva 25 años gobernando Córdoba, ganó incluso cuando la Nación le cortó toda asistencia. Así que con eso no nos van a correr”.
El gobernador –quien el lunes pasado disertó por Zoom ante empresarios en la Fundación Mediterránea- destacó el acuerdo con los bonistas internacionales y dijo que la provincia “mantiene intacta sus posibilidades de créditos” (aunque aclaró que por ahora, sólo serían con organismos internacionales a baja tasa). También enfatizó que en ocho años consecutivos se invirtieron US$ 8100 millones en obra pública. A la Nación le dedicó dos frases, una en la que señaló que “hace aportes para determinadas obras” y otra en la que calificó de “correcta” la relación.
Schiaretti comparte electorado con el macrismo y no con el kirchnerismo y eso lo ratificaron los números de distintas instancias electorales para cargos ejecutivos. Además, para el gobernador –quien ya no puede ser reelecto- poner en riesgo a parte de esos votantes de cara a la compulsa de 2023 cuando el peronismo afrontará otro desafío: elegir candidato.
Un ingrediente no menor en el escenario es que el peronismo, en voz baja, descuenta una derrota en Córdoba. Inclusive hay dirigentes que no descartan que pueda haber una diferencia tan importante como la que Cambiemos logró en 2017 cuando se impuso con el 44%. Unión por Córdoba logró el 28% y el Frente Córdoba Ciudadana (kirchnerismo), 10%.
En Juntos por el Cambio ahora también hay discusiones, porque hay amenazas de ruptura en el radicalismo y Luis Juez ya adelantó que si no es candidato al Senado, irá solo. Otra duda es si Mauricio Macri hará campaña o será Patricia Bullrich; para los cordobeses no es lo mismo.