“Esto tuvo verdaderamente efectos negativos sobre él”, contó Micheline Roquebrune, con quien tenía 45 años de matrimonio.
El actor escocés Sean Connery, fallecido a los 90 años el sábado, padecía demencia y murió “en paz”, según su esposa, citada por el tabloide The Mail on Sunday el domingo.
“Al menos murió mientras dormía y fue tranquilo. Estuve con él todo el tiempo y simplemente se apagó. Es lo que él quería”, declaró Micheline Roquebrune, pintora francesa con la que el legendario actor de 007 se casó en segundas nupcias en 1975.
“Padecía demencia y esto tuvo verdaderamente efectos negativos sobre él”, reveló. “Ya no era vida. No era capaz de expresarse", indicó sobre los últimos días de Connery.
“Era magnífico y tuvimos una vida maravillosa juntos”, confesó igualmente Roquebrune. “Va a ser muy difícil sin él, lo sé. Pero esto no podía durar eternamente y se fue en paz”, añadió.
Sean Connery murió el sábado rodeado de su familia en Nassau, en las Bahamas. “No estaba bien desde hace un tiempo”, declaró su hijo Jason Connery a la BBC.
El intérprete escocés fue el primer actor que vistió el traje de James Bond, en “El satánico Dr. No” en 1962.
Connery era uno de los rostros más reconocibles de la gran pantalla desde que en la década de 1960 y 1970 interpretase hasta en seis ocasiones al agente secreto más famoso de la historia. Ese papel, y el magnetismo canalla con que lo interpretó, situaron al actor como uno de los hombres más deseados del mundo y como uno de los grandes iconos de la masculinidad en la segunda mitad del siglo XX.
Durante sus cinco décadas de carrera, Sean Connery ganó un Óscar, dos Bafta y tres Golden Globes. Su entierro será privado, anunció su familia, que prevé una ceremonia conmemorativa cuando pase la pandemia de covid-19.
Hijo de un camionero y una limpiadora, Connery, dejó la escuela muy pronto. A los 16 años se unió a la Marina y cuando volvió a la vida civil trabajó como profesor de natación, albañil, camionero, repartidor de carbón, guardaespaldas y pulidor de ataúdes.
También se dedicó al fisicoculturismo, antes de embarcarse en una carrera como actor por la que quedará para siempre en los anales de la gran pantalla.
Muy implicado en la causa independentista escocesa, aprovechó momentos como la ceremonia en la que la reina Isabel le nombró caballero, en la que apareció con falda escocesa, para reivindicar sus orígenes.
Se retiró de la actuación en 2006 y de la vida pública en 2011, para disfrutar de una jubilación dorada en las Bahamas. Sin embargo, su estado de salud le impedía cada vez más viajar. Incluso cuando la justicia española lo citó a declarar en el marco de una investigación por corrupción urbanística que implicaba una de sus antiguas propiedades en la ciudad andaluza de Marbella.