Nació el mismo año que la radiofonía argentina. Su madre la dio a luz el 29 de octubre de 1920 en Puerto Deseado, Santa Cruz, a dos mil kilómetros de Buenos Aires, en donde por ese entonces todavía no existía el Obelisco y solo había una línea de subte.
Hija de madre austríaca y padre inglés, lleva el nombre de la estrella de teatro y cine francés Sarah Bernhardt. Sus padres la bautizaron como Hilda Sarah Bernard y más tarde, cuando comenzaría su carrera de actriz dejaría el segundo nombre solo en su DNI.
En sus 73 años de carrera predominan los radioteatros (¡hizo más de mil!), las obras sobre el escenario, películas y 50 las telenovelas en las que participó. Fue la villana más querida de la televisión y entre sus personajes se destaca el de la malvada de Chiquititas, en donde Agustina Cherri -en la piel de Mili- y otras chufas le cantaban “y por ser tan bruja y mala te arrugas mas que cualquiera”.
Firme a sus convicciones y segura de sí misma, cuando tenía 17 años se plantó frente a sus padres y les comunicó que abandonaría el colegio y comenzaría a estudiar en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Debutó como actriz en 1941 y fue en el Teatro Nacional Cervantes, en donde interpretó a una vendedora de empanadas en la obra Martín Fierro.
Al año siguiente, en 1942, conoció el mundo del radioteatro, en donde brilló durante 16 años, cuando todavía no existía la televisión y la actriz no podía mostrar sus dotes en la pantalla chica. Comenzó en Radio El Mundo, en donde trabajó junto a actores como Oscar Casco, Eduardo Rudy y Fernando Siro. Su carrera continuó en Radio Splendid, hizo producciones de Nené Cascallar y decidió regresar a Radio El Mundo, en donde protagonizó No quiero vivir así y Alguien para querer.
En dicha emisora conoció a su primer esposo, el presidente de la Asociación Argentina de Locutores Horacio Zelada. Con esa historia también llegó el primer desengaño amoroso. “Tenía ocho meses de embarazo y descubrí que él me engañaba. Lo dejé”, contó tiempo más tarde Hilda, quien debió criar sola a su hija. Luego volvió a apostar al amor y se enamoró nuevamente.
Esa vez, del productor, autor y director Jorge Goncalvez, que murió en 1983: “Las dos veces me enamoré perdidamente -afirmó- La primera vez que vi al primero, le avisé a mi madre ‘Con él me voy a casar’. Al segundo, lo conocí estando embarazada, lo traté después y fue un gran amor que duró sólo 25 años”, recordó quien es madre de Patricia, que tuvo una relación con Emilio Disi y de ese amor nació Emiliano.
Una década después de debutar como actriz llegó su primer papel en cine: fue de la malo de Don Napy, en la película Mala gente. Uno de sus primeros éxitos en televisión fue llevar a la pantalla chica Esos que dicen amarse, radionovela que protagonizó junto a Fernando Siro, escrita por el gran Alberto Migré.
Después encabezó y formó parte de infinitas ficciones: El amor tiene cara de mujer, Rosa... de lejos, La extraña dama, Cosecharás tu siembra, Celeste, Floricienta, Los exitosos Pells y Malparida, entre tantas otras.
Fue una de las villanas más amadas de la historia, la abuela de una generación. “Voy a tener que seguir haciendo de vieja. Yo he sido la mamá de todos los galanes de televisión que hoy tienen casi 60 años″, dijo hace un tiempo en una entrevista. Con más de siete décadas de carrera, la actriz manifestó que hizo más de mil radioteatros, 50 programas de televisión, más de 20 películas y otras tantas obras de teatro.
En 2014, la vida la puso a prueba: sufrió un ACV, del cual logró salir adelante, pero debió enfrentar algunas secuelas que la obligaron a retirarse de la actuación antes de lo que ella hubiera esperado. Al año siguiente, la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina le dio un Martín Fierro a la Trayectoria y la actriz emocionó con el discurso que dio sobre el escenario cuando se acercó a recibir la estatuilla.
“Gracias APTRA por este gesto tan generoso. Me hacía mucha falta en este momento estas caricias. Yo me había propuesto trabajar hasta los 100 años, no me faltan tanto, me faltan cinco nomás, pero cayó este ACV que me hizo daño a la garganta, se me achicaron las cuerdas vocales y me hizo daño en las piernas", detalló Hilda frente a los grandes artistas de la televisión y la radiofonía argentina que la escuchaban de pie sobre el auditorio.
"De cualquier manera -siguió-, pienso que 73 años de trabajo han sido una fortuna para mí. Hice radio, cine, teatro y televisión y fui muy feliz en mi carrera y espero que Dios y los médicos que me atienden me ayuden a salir adelante porque quiero y me lo voy a proponer volver a estar trabajando en un escenario”.
Más tarde, estiró la brecha de trabajar hasta los 104 años con una única condición: que le volviera su voz. “Soy una mujer feliz, no me puedo quejar de nada. Vivo con lo que tengo y vivo bien”.
Acostumbrada a estar siempre rodeada de amor, Hilda bromeaba sobre los papeles de villana que le tocaron encarnar en su carrera. Más de una vez dijo que no le gustaría que la recordasen por ningún papel en particular sino por todos los que hizo.
Hace menos de 20 días, Hilda superó un nuevo obstáculo frente a una pandemia que tiene en vilo al mundo entero: contrajo coronavirus en el centro en el que pasa sus días y logró vencerlo como una guerrera que logra todo lo que se propone.
En alguna ocasión, y reservada a la hora de hablar de su vida privada, sostuvo que hay que guardarse los sufrimientos y “sonreír para el afuera”. “Es una mujer hermosa, divina, muy humana, entusiasta y enamorada de su profesión.
Siempre con su vida familiar y gente muy querida a su alrededor”, dijo a Teleshow el director José María Muscari, que trabajó con la actriz en varias obras de teatro. “Es un pedazo de nuestra historia y de la cultura del entretenimiento", consideró.
Mamá de Patricia, abuela de Emiliano, bisabuela de Lautaro, Hilda cumple 100 años este 29 de octubre y lo celebra con los suyos, su familia más intima, los que estuvieron y están acompañándola en todo momento.