En época de pandemia, en la que se recomienda el distanciamiento social sostenido, resulta más difícil hacer actividad física con otros, ya sea por las limitaciones de protocolos sanitarios o por la falta de motivación.
La estricta cuarentena del principio generó que gran parte de los adolescentes detuvieran su vida deportiva y se aproximaran más a una vida sedentaria.
¿Qué hacer?
Desde el vamos, la imposición de los padres no es un camino. “Es preferible incentivar más que empujar a los adolescentes a hacer actividad física, respetando sus preferencias y motivaciones”, explica la psicóloga especialista en jóvenes Susana Mandelbaum (M.N. 4.236).
Por un lado, hay adolescentes que están preocupados por sus cuerpos, "temen que disminuya su rendimiento y extrañan el contacto con los amigos a través del deporte”, y por otro, están los que se "entregaron al sedentarismo”, asegura la especialista.
“El sedentarismo tiene varias consecuencias que se acrecientan en este momento. Entre ellas, la falta de ánimo, el riesgo de comer en exceso o no registrar el hambre, la pérdida en la calidad del sueño y de los horarios y una irritación o ensimismamiento”, detalla.
El estancamiento puertas adentro también supone un mayor riesgo de “conductas adictivas”, sobre todo "a todo lo vinculado a los juegos en red y a las pantallas”, asegura Mandelbaum. Pero no son situaciones irreversibles, ciertos adolescentes pasan del sedentarismo al movimiento de acuerdo a su estado de ánimo e incentivos.
¿Cómo motivar a los jóvenes?
La actividad física en cuarentena trae beneficios en el estado de ánimo y desarrolla habilidades corporales y sociales. Puede hacerse a través de las pantallas, en familia o en exteriores cumpliendo con las normas sanitarias de cada localidad.
“Se motiva combatiendo el sedentarismo. Organizando y compartiendo bailes, juegos que incluyan el movimiento y favoreciendo salidas que permitan conectar con el afuera”, sugiere la licenciada.
Y continúa: “Llevarlos a lugares que permitan una mayor descarga y conectarse con su cuerpo. Entablar conversaciones acerca de las conductas saludables que sí pueden hacerse y entenderlos en la pérdida temporal de las actividades que añoran”.
El deporte en la adolescencia está muy ligado a lo social y a lo afectivo tanto en los gimnasios como en los clubes. “Es bueno que los adolescentes intercambien con sus amigos cómo quieren moverse y disfrutar de sus propios cuerpos y cómo quieren y pueden cuidarse cada uno y entre ellos”, concluye la psicóloga.