“Los pequeños ahorristas que compran 200 dólares son un problema”, dijo el presidente en declaraciones radiales. Antes, la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, había dicho ante que el BCRA no puede seguir gastando dólares “que van a parar al colchón; necesitamos dólares para producir”.
El presidente Alberto Fernández admitió este sábado que el gobierno estudia la posibilidad de limitar o cerrar la ventanilla del “dólar-ahorro”, el cupo mensual de USD 200 que los ahorristas pueden comprar a través de los bancos, pagando un 30% adicional de “impuesto PAIS”.
En declaraciones por radio La Red, el primer mandatario dijo que Macri “dejó sólo USD 10.000 millones” de reservas, señaló que la compra de dólares “solidarios” en los bancos es un problema y que el posible cierre de esa canilla de pérdida de reservas del Banco Central “es algo que tenemos que hablar”.
La agudización de la presión sobre las reservas y la cantidad récord de personas que compran el cupo mensual “solidario” a través de los bancos ya había sido abordada, en otra entrevista radial, por la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, quien reconoció que el gobierno “tiene un ojo en el mercado de cambios” dado el carácter “bimonetario” de la economía argentina.
“No podemos seguir gastando dólares en ahorros que van a parar al colchón y salen del sistema; necesitamos dólares para producir”, dijo la funcionaria, en una admisión que podría anticipar el endurecimiento de los controles cambiarios, al punto incluso de la eliminación de la cuota mensual de compra de 200 dólares.
En declaraciones a radio Mitre, Todesca planteó que en una economía bimonetaria como la argentina el dólar funciona como moneda de ahorro y sirve además como referencia del sistema de precios. “Por eso es importante seguir el mercado y el valor del dólar", explicó la vicejefa de Gabinete, quien reconoció que “la Argentina necesitará regulaciones por un tiempo, por cuánto no sabemos, pero no será hoy ni mañana que liberemos el mercado cambiario.
Luego, en lo que fue la admisión más explícita acerca de la dificultad que enfrentan el gobierno y el Banco Central, Todesca señaló la necesidad de “ir evaluando lo del dólar ahorro, porque necesitamos dólares para producir y las empresas tienen que comprar insumos y maquinarias; no podemos seguir gastando los dólares en ahorros que van a parar al colchón y salen de circulación”.
“Esos dólares podrían transformarse en crédito; si se guardan salen del sistema”, puntualizó la funcionaria. De hecho, en las cuentas del Banco Central, ese concepto está incluido en “formación de activos externos” que funcionarios kirchneristas asimilan sin más a la “fuga de capitales”.
Según Todesca, la intención del gobierno es “hacer girar el ahorro hacia el sistema productivo”. En ese sentido, agregó que el control de cambios “no es un castigo, sino una condición para la estabilidad macroeconómica”.
La funcionario concluyó recordando que el límite de compra de 200 dólares (aunque en ese momento sin impuesto adicional del 30%) la impuso Macri. Pero lo hizo “tarde”, indicó Todesca. “Si lo hubiese hecho antes la historia hubiera sido otra”.
Los efectos positivos del anuncio del reciente acuerdo con los acreedores privados, cuyo resultado se conocerá el 24 de agosto, al cierre de la oferta de canje, cuando se conozca el porcentaje de aceptación a la oferta oficial, lo que eventualmente despejaría el calendario de vencimientos y también de posibles litigios en los tribunales de Nueva York, duraron poco.
En los últimos días, la atención se centró en la escasez de reservas internacionales del Banco Central, que en la primera semana de agosto debió vender USD 477 millones y en la semana que pasó habría vendido otros USD 100 millones, según estimaciones privadas.
Las “reservas netas” del Banco Central son ya inferiores a los USD 10.000 millones. En ese contexto, en el gobierno hay un debate interno acerca de la conveniencia o no de cerrar la canilla del dólar-ahorro (al que se refirió precisamente Todesca); son apenas USD 200 mensuales por ahorrista, pero el número de personas que recurrió a esta posibilidad se acercó en los últimos meses a los 4 millones. Con ese nivel de reservas y semejante nivel de “goteo” el gobierno se ve ante una disyuntiva: si cierra esa canilla, estará dando una señal de alamar que podría redirigir la presión de los ahorristas a la compra de dólares alternativos y, eventualmente, poner presión sobre los precios y la inflación. Pero si no la cierra, las reservas del Banco Central podrían seguir adelgazando hasta un nivel peligroso, que también pondría presión sobre los mercados alternativos y sobre los precios.
Quien primero marcó la necesidad de cerrar la filtración del “dólar-ahorro” fue el presidente del BCRA, Miguel Pesce, a cargo de la administración de las reservas internacionales. Varios economistas plantearon la difícil ecuación costo-beneficio que tiene que evaluar el equipo económico ante la reducción de las reservas, incluso después de acordar con los acreedores privados, que suponía sería de gran alivio financiero, y de la renovación del “canje de monedas” con China, que explica cerca del 40% de las reservas brutas del Banco Central.