Fue en Buzios, en el marco de un festival de cine. "Me dieron caipiroska, pero tenía una cosa rara, como maracuyá o no sé qué. Me tomé tres o cuatro", dijo la actriz.
La comunión de Graciela Borges y Jey Mammón no es de ahora. El actor siempre que tiene oportunidad, tanto en público como en privado, habla maravillas de la estrella; ella, por su parte, dice lo mismo de él.
A partir de ello es que era de suponerse que Graciela fuera parte del programa de América Estelita en casa, a pesar de ser un ámbito un tanto desbordado para la imagen que suele dar la Borges. Solo los que la conocen muy bien saben que tiene un gran sentido del humor. Y Estelita estuvo preparada para mostrarlo en televisión.
Entre preguntas sobre la pandemia, algunas confesiones de su infancia, y el habitual ping pong donde Graciela hizo equilibrio para no quedar mal parada, la anfitriona quiso hurgar un poco más en el lado menos conocido o imaginable de la actriz, y así fue como llegó el tópico de las borracheras.
"No es una cosa que me ponga divertida, ni luminosa -aclaró la Borges inmediatamente-. La única vez que me acuerdo fue en Buzios, era parte de un equipo muy grande que estábamos por un festival de cine divino. Me dieron caipiroska, pero tenía una cosa rara, como maracuyá o no sé qué. Me tomé tres o cuatro".
Mientras Jey intentaba contener la risa, la diva del cine argentino siguió: "Cuando me quise volver todo el mundo me empezó a decir: 'bueno, te acompañamos'. Y yo pensé: '¿Estaré en pedo que todo el mundo quiere acompañarme al hotel?'. Muy tranquila les dije que me iba a dormir, porque quería ver una película muy temprano a la mañana".
Evidentemente, el estado de la actriz no era el mejor. "El hotel quedaba en un sitio que, si ibas por detrás tenías que caminar mucho, y si ibas por adelante tenías que subir una escalera empinadísima. El tema es que me caí sobre el pasto y me rompí todo el pantalón. Andaba con el traste al aire subiendo al cuarto, pero haciéndome la fantástica con el portero mientras le pedía la llave".
Invitada y anfitriona concluyeron la anécdota con una carcajada al unísono, sabiendo ambas que la anécdota había cumplido con su cometido. Y que de esa manera, Graciela Borges había pasado la prueba de Estelita en casa con la mejor nota.