Ojo de cerradura
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09/05/2020 11:57 hs

Coronavirus: tras 50 días a la deriva, miedo y hartazgo de los tripulantes un crucero en Uruguay

- 09/05/2020 11:57 hs
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El crucero Greg Mortimer lleva 50 días a la deriva, con 36 de los 83 miembros de la tripulación con coronavirus.

Algunos sugieren amotinarse, otros tirarse al agua y unos más encender bengalas. A mediados de abril, los más de 80 tripulantes del Greg Mortimer vieron partir a todos sus pasajeros para ser repatriados mientras que ellos tuvieron que permanecer a bordo y hoy llevan más de 50 días a la deriva en las costas de Uruguay . Quienes aún no se contagian del nuevo coronavirus viven con el temor de infectarse y algunos de los enfermos padecen el virus desde marzo.

De los 83 miembros de la tripulación, 36 contrajeron Covid-19 y 25 están en cuarentena . Junto con el aumento de casos, crece también la ansiedad, y algunos hasta creen que el virus circula en el sistema de ventilación. Hace cinco semanas y media que se registró el primer caso. Ya hubo un muerto y temen más .

El drama de este navío es similar al que se vive en otros varados en distintas partes del mundo debido a la pandemia: las autoridades locales de las costas más cercanas no permiten que los tripulantes desembarquen por temor a disparar más contagios en sus países y el destino de los extranjeros dependerá de las negociaciones entre su naviera y los gobiernos.

El Greg Mortimer -prácticamente nuevo y propiedad de Aurora Expeditions y CMI/Sunstone- realizó su primer viaje en noviembre de 2019 y se especializaba en expediciones de un mes por la Antártica . Este año, como parte de sus actividades usuales, fondeó en Usuahia, Argentina, donde se cree que pasajeros y tripulación comenzaron a contagiarse desde el 15 de marzo, cuando embarcaron. Tan sólo cuatro día antes la Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado la emergencia sanitaria mundial. Los más de 120 turistas provenían de Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Europa .

Cuarentena en el barco

El 22 de marzo, el doctor Mauricio Usme detectó fiebre, cansancio y una tos "rara" en una pasajera. Los síntomas no tardaron el propagarse "porque embarcamos personas contagiadas", aseguró Usme a The Associated Press .
El médico está actualmente en cuarentena y no puede atender a nadie. Otros dos colegas se encargan de los compañeros enfermos que siguen en el barco.

Carolina Vásquez también está aislada. La chef chilena de 36 años tuvo que acatar cuarentena desde el 29 de marzo, cuando los síntomas que había empezado a sentir el día 25 se volvieron insoportables. Quería creer que era una gripe, pero la tos seca, la fiebre alta y el cansancio la desmentían. "Podía sentir cómo subía la fiebre. No razonaba mucho y al no tener ventana me sentía aún más perdida", dijo.
Durante su primer día de confinamiento nadie le sirvió comida. Después de varias llamadas le mandaron algo de repollo, sal y limón. Mientras había pasajeros a bordo, aseguró, "la comida no estaba mal", pero luego llegaron ensaladas y frutas podridas, menús desbalanceados y hasta un queso camembert echado a perder. Ahora recibe tres comidas diarias que levanta del pasillo para no tener contacto con nadie.

Hace algunas semanas, Vásquez se encargaba de coordinar la comida de más de 200 personas y ahora todos sus días transcurren igual: por la mañana la despierta algún compañero que le llama por teléfono para ver cómo está. Luego recibe el desayuno, toma un medicamento contra el hipertiroidismo -un padecimiento preexistente- y duerme un rato más. Al despertar se prepara un té, se ducha y abre las ventanas. Después rocía cortinas, alfombras, sofá, cama, pestillos y lámpara con cloro y agua.

Amigas o familia le envían capturas de pantallas de los periódicos que quiere leer porque no tiene acceso a noticias, radio, ni televisión. Como el resto de los tripulantes, sólo puede usar chats a pesar de que el barco cuenta con una conexión a Internet que funciona. Se les provee con artículos de aseo personal básicos cómo jabón y papel higiénico, pero no de pasta de dientes o crema para afeitar, que deben comprar.

Cuando llega la noche, Vásquez se asoma a la venta y desde ahí observa Montevideo "anhelando que esta pesadilla acabe".
Tras detectarse los primeros síntomas a bordo, y en el afán de atracar en la Argentina o Uruguay, el capitán y la naviera presionaron al doctor Usme para que alterara la declaración del estado sanitario . Aunque él asegura haberse negado, responsables de las empresas propietarias del Greg Mortimer le enviaron emails -a los que AP tuvo acceso- para insistir con el tema e incluso se amenazó con no volver a contratarlo.

El 4 de abril, cuando hicieron los primeros tests, 128 personas de los 210 navegantes dieron positivas entre pasajeros y tripulantes . Un día después, 16 médicos uruguayos se embarcaron para auxiliar .

A los seis días, Usme y Ronnie Lorenzo -un trabajador de la bodega del barco- desembarcaron y fueron internados en un sanatorio montevideano. Usme había atendido a más de 200 personas y tuvo fiebre cuatro noches. Desde entonces le han hecho cinco tests, todos positivos. Permaneció cinco días internado y volvió al buque, pero Lorenzo -de 48 años- falleció.

De acuerdo al doctor, se sintió "muy vulnerable, con un riesgo de muerte inminente, solo, desprotegido. No te pueden visitar familiares ni hablar con nadie. Ronnie murió solo, sin familia ni amigos".

Fuemte: La Nación

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