El actor Pablo Rago fue imputado por “abuso sexual gravemente ultrajante por acceso carnal” tras la denuncia que realizó Erika Basile en diciembre pasado, sobre un hecho ocurrido en 2015. Alejandro Cipolla, su abogado, confirmó que se habilitó la feria judicial para poder continuar con el caso, informa el diario Clarín.
La Justicia ordenó además que el Cuerpo Médico Forense realice una pericia psicológica para determinar si existe un trauma derivado del episodio denunciado y aceptó a Basile como querellante. La medida de prueba fue ordenada por el Juzgado Criminal y Correccional 54, a cargo de Walter Candela.
El documento, a través del cual el Poder Judicial de la Nación decide abrir la causa y tomar como abogados defensores de Pablo Adrián Ragonese (el verdadero nombre del actor) a Fernando Burlando y a Alejandro Díaz, está fechado el 30 de diciembre, aunque se dio a conocer en las últimas horas.
Basile relató en su denuncia que conoció al actor en 2013, en un rodaje en Canal 9, y que comenzaron una relación. "Había buena onda", confirmó la actriz, madre de cuatro hijos.
En 2015, Basile aceptó concurrir al domicilio del actor para mantener un encuentro íntimo en el que Rago tuvo prácticas que ella no consintió. Como consecuencia del episodio, Basile aseguró padecer "ataques de pánico".
Cipolla confirmó que presentarán “el celular de Erika para que sea peritado y puedan acceder a las conversaciones con él”, añade el mismo diario.
Rago tendrá que poner sus peritos de parte para que la Justicia pueda realizar las pericias correspondientes. A su vez, a partir de la imputación, “no puede salir del país sin pedir permiso al juzgado, ni ausentar de su domicilio por más de 24 horas”. “Si eso ocurre, se pedirá la detención”, aseveró Cipolla.
El documento indica que “se practique sobre Basile un examen con facultativos especialistas en psicología y psiquiatría del Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional para observar si se observan en la damnificada características propias de una mujer víctima de violencia de género, vulnerabilidad y del síndrome de indefensión adquirida”.
Fuente: Clarín