Sin definiciones concretas del Fondo Monetario Internacional en torno al esperado desembolso de 5.400 millones de dólares que ayudarían a pagar los vencimientos que tiene por delante este Gobierno, y sin avances concretos en la delicada cuestión del reperfilamiento de la deuda, la primera semana post-cepo cambiario transcurrió de menor a mayor.
El feriado del lunes en los Estados Unidos redujo la operatoria plena a cuatro días y el saldo resultó positivo: fuerte recuperación de los bonos y las acciones, dólar oficial estabilizado por debajo de los 60 pesos, poca o nula volatilidad y una brecha cambiaria entre el oficial y el paralelo -pero legal- estabilizada alrededor del 10%. El Central, además, intervino con pocos dólares.
La salida de depósitos empezó a perder fuerza aunque sigue siendo importante. Entre lunes y miércoles se perdieron algo menos de 2.500 millones y la proyección semanal supera fácilmente los 3.000 millones. Eso se ve en la declinación de las reservas, que también aminoró.
Los banqueros se arriesgaron a hablar del tema en público, e invitaron a sus clientes a ir a las sucursales a comprobar que los dólares que depositaron estaban disponibles para, si así lo querían, retirarlos. Funcionó.
Pero la situación financiera sigue siendo extremadamente frágil. Y el mercado espera que la política le de señales concretas sobre la deuda. Ocurre que lo mismo que se está diciendo acá se dice afuera: sin un mínimo acuerdo entre el Gobierno y la actual oposición -que posiblemente pase a ser Gobierno en algo más de tres meses- resultará al menos trabajoso avanzar de manera consistente en el plan de reperfilamiento.
Un artículo del Financial Times citado ayer por este diario señala que los acreedores ya se están haciendo a la idea de que el diseño del "reperfilamiento" posiblemente quede en manos del equipo económico que asuma el 10 de diciembre. Desde ya la opinión mayoritaria indica que ese equipo será nombrado por Alberto Fernández.
Es notable que las últimas declaraciones del candidato K, en España, no hayan afectado la importante recuperación de los bonos. Fernández, respecto a la deuda, reiteró su idea de que las obligaciones con los acreedores no deben cumplirse a costa del sufrimiento de la gente. Una invitación a pensar en que el reperfilamiento que tiene en su cabeza no se limitaría solo a estirar plazos de pago, sino que también sería necesario una quita y una reducción de intereses, las dos cosas que el ministro Hernán Lacunza dijo que no se necesitaría aplicar.
En el equipo económico se preguntan si, al menos, la oposición mantendrá silencio -como hasta ahora mientras se avanza con las gestiones ante los acreedores. Por lo pronto este fin de semana se pasarán en limpio las propuestas iniciales que le enviaron a la secretaría de Finanzas trece bancos internacionales, que expresaron su intención de involucrarse en el armado de la propuesta que el Gobierno les presentará -no se sabe cuándo- a los dueños de bonos en dólares.
Estos bonos se desplomaron más del 50% desde el lunes posterior a las PASO y todavía están 20% debajo del 9 de agosto. Aún sin definiciones sobre el futuro de la deuda, aparecieron fondos que consideran que son precios atractivos, y que resisten no solo una postergación de pagos, sino también una quita importante.
Por ahora son especulaciones a falta de definiciones. Y es evidente que a precios tan bajos, aparecen los compradores que aceptan tomar riesgos. Pero sin respuestas concretas del lado oficial, la frágil calma de estos días podría resentirse fácilmente.