El "rey del quirófano" superó otra prueba: Juan Carlos de Borbón salió "con éxito" de la cuarta operación de cadera en un año y medio, esta vez por una infección en el tejido que rodea la prótesis que le habían colocado en noviembre pasado.
"Fue todo perfecto y estamos todos muy contentos", anunció a las 0.20 la reina Sofía, en la puerta de la clínica Quirón, en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón. "Todo como la seda", apuntó, a su lado, el príncipe Felipe.
Diez minutos después, los médicos detallaron que al monarca se le reemplazó la prótesis infectada por una provisional, lo que demandará otra intervención "menos riesgosa" dentro de dos meses.
"La operación duró 2 horas y 40 minutos, y se hizo con el mínimo trauma. Eso le permitirá a su majestad tener pronto un cierto nivel de actividad en el Palacio, después de unos días de reposo en el hospital", informó el cirujano Miguel Cabanela.
El rey, de 75 años, seguirá moviéndose con muletas y volverá a caminar normalmente "seis semanas después de la segunda intervención", calculó Cabanela, un especialista español que trabaja desde hace años en la clínica Mayo de Estados Unidos. Es decir, en el mejor de los casos estará recuperado a principios de 2014.
Terminaba así un día cargado de ansiedad en el mundo político de España, donde crece la preocupación por los problemas institucionales que crea la frágil salud de Juan Carlos -sumado a la baja popularidad de la corona- en medio de la grave crisis económica que atraviesa el país.
Ante la nueva convalecencia del rey, los partidos sugirieron que debía apurarse una ley para regular el papel del heredero de la corona. El príncipe Felipe no puede ejercer funciones de jefe de Estado -como firmar reales decretos o promulgar leyes- en ausencia de su padre.
Ni siquiera tiene fueros que impidan su detención por una causa judicial ni rigen prohibiciones para que, por ejemplo, abra una empresa con fines de lucro. Tampoco se sancionó nunca una ley que establezca cómo sería un eventual traspaso en la corona. "La regulación no puede responder a momentos coyunturales como el actual", dijo ayer el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, en un intento de ahorrar especulaciones "poco elegantes", abiertas a partir de declaraciones del día anterior de dirigentes socialistas y del propio Partido Popular (PP).
El rey también quiso quitarle dramatismo a la nueva operación en la cadera, que se rompió en abril de 2012 durante una polémica cacería de elefantes en África. Ayer mantuvo su agenda oficial y se mostró de pie en un acto de recepción de cartas credenciales de 16 embajadores. Justamente ésa es una de las funciones que sólo puede cumplir él: si suspendía el acto, esos diplomáticos no podrían actuar de manera oficial hasta que el rey se recuperara.
A las 15, enfiló hacia la clínica privada Quirón. Al llegar, bajó la ventanilla y, con una leve sonrisa y ojeras muy marcadas, dijo: "Ahí voy". Casi diez horas después, España se iba a dormir con alivio mientras el rey seguía bajo efectos de la anestesia.