Determinaron la vinculación entre un componente de las microcalcificaciones de las mamas y el desarrollo de tumores. Son profesionales del Hospital de Clínicas y de Ciencias Químicas.
Por año, se diagnostican en la Argentina casi 19 mil nuevos casos de cáncer de mama. Y unas 5.400 mujeres mueren cada año en el país a causa de esa enfermedad, de acuerdo con las estadísticas del Instituto Nacional del Cáncer.
Es el tipo de cáncer más frecuente entre la población (representa el 18 por ciento de todos los cánceres), y también es el que más mata.
Por eso, desentrañar los mecanismos que lo causan es un anhelo para los científicos y también para los médicos que todos los días enfrentan, en sus consultorios, la enfermedad hecha carne en las mujeres.
Ahora, un equipo de médicos del Hospital Nacional de Clínicas e investigadores del Ciquibic-Conicet y la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba, acaba de ser reconocido a nivel internacional al dar un paso más en el conocimiento de los factores que se vinculan a la génesis de este tipo de cáncer.
El trabajo logró establecer la relación entre unos componentes denominados oxalatos y el cáncer. Estos forman parte de las microcalcificaciones que pueden aparecer en las mamas
La vinculación fue corroborada in vitro en laboratorio, y también in vivo , en ratones.
Su importancia radica no sólo en que se trata de una investigación original totalmente desarrollada en el ámbito de la Universidad Nacional de Córdoba, sino también en que podría tener implicancias a nivel clínico ya que podría contribuir a identificar qué mujeres tienen mayor riesgo de padecer cáncer de mama.
La investigación fue enviada para presentarse en diciembre próximo en el Simposio Internacional de Cáncer de Mama de San Antonio 2013 (Estados Unidos), el foro mundial más importante sobre la enfermedad, cuyas autoridades decidieron premiar el trabajo.
Desde la observación clínica
El estudio surgió a partir de observaciones clínicas que fueron realizadas por los médicos Oscar Pucci y Alfredo Tonda de las cátedras de Patología Mamaria y de Ginecología en el Hospital de Clínicas, quienes advirtieron que podría existir un vínculo entre las microcalcificaciones que hallaban en pacientes con cáncer de mama y la enfermedad.
Luego, se sumaron en la investigación básica los doctores Germán Gil y Beatriz Caputo, del Conicet, Departamento de Química Biológica de Ciencias Químicas, y también participaron Andrés Castellaro y el patólogo Hugo Cejas.
“Hace ya unos seis o siete años propuse al Comité de Tumores que armáramos un grupo de trabajo para investigar cuál era el significado de esas microcalcificaciones en el cáncer de mama”, indicó Pucci.
Pucci y Tonda explicaron que siempre se pensó que se trataba de estructuras biológicas inactivas, que se manifestaban en un alto porcentaje acompañando al cáncer de mama.
Además, puntualizaron que no son todas iguales, ya que unas están constituidas por oxalato de calcio, y otras por fosfato de calcio.
“Empezamos a pensar que en vez de ir desde esas calcificaciones hacia los tumores, teníamos que ir ‘para atrás’, es decir, analizar de qué están constituidas, cuál es su fuente de producción”, señaló Pucci.
En esa instancia, tomaron contacto con los investigadores de Ciencias Químicas, y Gil, con un posdoctorado en Estados Unidos donde investigaba otros aspectos del cáncer de mama, y recientemente repatriado por el Conicet, tomó el timón.
“Por lo que ya se conocía, nos abocamos a los oxalatos. Hicimos un cultivo en laboratorio y vimos que se producía un aumento en la proliferación de células del cáncer de mama”, explicó Gil.
El científico puntualizó que a partir de ese momento se hicieron numerosos controles para determinar si el aumento tumoral se debía al ácido oxálico en sí, o por otras causas.
“Después vimos que esas calcificaciones también estaban vinculadas con la activación de genes relacionados con el cáncer, y teníamos las herramientas para testear esos genes”, señaló.
En el laboratorio del Clínicas contaban con muestras de tejido patológico y normal de pacientes operadas, donde se midió las concentraciones de oxalatos. Y se vio que los tumores tenían mayor concentración que el tejido normal.
En esa instancia se decidió testear el hallazgo en animales.
Gil explicó que se inyectaron oxalatos a un grupo experimental de 20 ratones hembras, en tanto que se inyectó solución salina al grupo control.
“De las 20 del grupo experimental, 18 desarrollaron cáncer de mama en cuatro meses, mientras que ninguna de las 20 del grupo control desarrolló la enfermedad”, indicó el investigador.
Aunque los profesionales son cautos y quieren esperar la publicación científica de la investigación, admiten que la segunda etapa ya está en marcha: ahora avanzan sobre el mecanismo de acción por el cual los oxalatos generan el cáncer de mama.