La diócesis local giró un informe al Vaticano. Aseguró que continúa vigente una medida disciplinaria que impide que el cura pueda ejercer el sacerdocio y que esperará la sentencia firme para iniciar los procesos canónicos pertinentes.
Pocas horas después de que el Tribunal Oral N° 1 de Morón ordenara la encarcelación del padre Julio César Grassi, el obispado local expresó su "preocupación" por los acontecimientos aunque le aplicó la medida disciplinaria y le prohibió ejercer como sacerdote hasta que se resuelva definitivamente su situación.
Según el comunicado al que tuvo acceso Infobae, el obispado manifestó "dudas acerca de la culpabilidad del Padre Julio Grassi, así como del 'peligro de fuga', siendo que él residió durante mucho tiempo sin alejarse de la vivienda declarada como su domicilio personal".
Por tales motivos, aclaró el Obispado, "antes de dar una opinión al respecto, decide esperar a que haya una sentencia firme, para dar inicio a los procesos canónicos correspondientes".
Sin embargo, señalaron que, "conforme a derecho, le aplicó la medida disciplinaria de la prohibición del ejercicio público del ministerio sacerdotal, hasta tanto se resuelva definitivamente esta situación".
Al mismo tiempo, se informó que "una investigación e informe de todo el proceso y actuación del Padre Grassi, fueron elevados" al Vaticano para que sean analizados por el papa Francisco.
Desde el Obispado reiteraron que "la Fundación Felices los Niños es una entidad civil, obra del Padre Grassi", y no depende de ellos. Asimismo, aclararon que "en su momento, este sacerdote fue el encargado del asesoramiento espiritual de esa obra" y que "su función pastoral en esta Diócesis fue la de acompañar a una Parroquia en la localidad de Ituzaingó, de la cual fue separado al iniciarse este juicio".
Para concluir, el comunicado lamenta la situación tanto del Padre Grassi como de las personas involucradas, "a quienes acompañamos con nuestra oración".