Foto: Imagen de carácter ilustrativo
La arena se extrae de forma manual o mecánica y se hace en los sectores aguas arriba del puente Islas Malvinas y aguas abajo del Antártida Argentina. Es decir, no se puede sacar arena de la zona urbana y quienes lo hacen son carreros cuyo trabajo tiene una ínfima incidencia e impacto.
El delegado del ministerio de Servicios Públicos de la Provincia, Gustavo Balbi, informó cuáles son las categorías autorizadas y cuáles los límites que tienen para la extracción.
La parte fuerte de la extracción en la cantera húmeda, a la vera del río, se realiza de manera mecánica, con un guinche.
José Palma maneja una pala mecánica en el Islas Malvinas, y cuenta cómo ex la extracción denominada manual de la que viven decenas de familias en ese sector al oeste de la ciudad.
De esta forma se sacan al menos 216 mil metros cúbicos al año. Con esa cantidad se llenan más de diez mil camiones que, puestos uno detrás de otro, llegarían hasta La Carlota, hasta Vicuña Mackenna o desde Río Cuarto a Los Cóndores.
La Provincia cobra un permiso semestral y una guía por cada venta a los areneros autorizados. La delegación ha organizado el trabajo en los últimos años y la recaudación mejoró un mil por ciento. El año pasado recaudaron 5 millones de pesos y ahora se proponen disponer de una patrulla del río para controlar que no saquen más arena de la que dicen.
Ese volumen de arena puede transformarse en una cifra que supera los cien millones de pesos cuando sale al público en los corralones.
Aunque en la cadena de venta, los que trabajan, apenas reciben migajas.
Los areneros que tienen las autorizaciones le pagan 45 pesos al que saca la arena y pone sus caballos y otros 50 pesos de impuesto por metro cúbico. Luego lo venden a 200 y finalmente en los corralones el precio vuelve a duplicarse o triplicarse.
El negocio de la arena es ordenado por la secretaría de Servicios Públicos pero todavía tiene un camino por recorrer para verificar si se cumplen los cupos puesto que hay quienes presumen que en realidad se extrae casi el doble de lo que se declara.
Otro capítulo son las canteras secas, que también funcionan en la ciudad, y de la que la extracción de arena es varias veces mayor.