Lejos de los estereotipos y contra todo prejuicio, las mujeres proponen un camino de deconstrucción del género musical de los arrabales y apuestan a una democratización de los espacios.
"Puedo mostrarle a cualquiera que sé hacerme respetar. Te quiero como a mi madre, pero me sobra bravura. Pa' hacerte saltar pa' arriba cuando me entres a fallar", expresaba por allá en los cuarenta Edmundo Rivero en el tango "Cuando me entres a fallar". El macho expresó su machismo enquistado en la sociedad durante siglos, y por lo tanto lo hizo también en el tango, como así lo hizo en otros géneros y en otras artes. El macho como hombre fuerte, de dominio, de armas tomar, de obediencia, de control. El macho como amo y tirano del todo, y en ese todo, la esposa, la amante, la novia, la prostituta, la compañera, la dama, la mujer. Un macho al que le sobraba "bravura" si tenía que hacer "saltar para arriba" a una mujer que no hacía lo que él creía como bien.
El patriarcado aún no se cayó pero algunas cosas de a poco se están cayendo, y entre ellas, costumbres y naturalizaciones en el tango. La irrupción del grito de la mujer en todos los ámbitos peleando por sus derechos y exigiendo un trato de equidad que le es justo y también lógico, puso al "dos por cuatro" en un "uno por uno". Las mujeres cantan, escriben, interpretan, componen, tocan instrumentos y bailan el tango a la par que los hombres, y sin expresar apología al maltrato, a la violencia o al asesinato.
La búsqueda de un tango sin letras misóginas, sin códigos machistas y con orquestas con mayor participación de mujeres, es un movimiento que de a poco se impone.
"El tango está en deconstrucción. Hoy el tango es diferente, desde hace unos años se están imponiendo no solamente mujeres intérpretes cantantes sino también instrumentistas, y hay bandas integradas totalmente por mujeres. Ya es difícil decir que el tango es machista", aseguró en diálogo con Crónica Patricia Malanca, quien acaba de presentar el primer disco feminista de tango "Plebeyas", con trece intérpretes que la acompañan a cantar cada tango. Trece intérpretes que son "exponentes de la canción y de la lucha" tales como Adriana Varela, Dolores Solá, Julieta Laso, Virginia Innocenti, Yamila Cafrune, Marián Farias Gomez, Charo Bogarín, Noelia Moncada, Karina Beorlegui, Daniela Horovitz o Celsa Mel Gowland.
La presencia femenina en la escena del tango actual es una victoria entre tantas luchas pero aún quedan muchas batallas más por pelear. "Los lugares de poder y de decisión, los lugares donde se distribuye el pequeño caudal económico que maneja y mueve la pequeña industria y el mercado del tango, aún son ocupados por varones", explicó Malanca.
La imagen del macho "como el hombre que sostenía la identidad nacional porteña" se está modificando. Para la cantante y compositora, este cambio tiene que ver con "dolencias y sufrires personales de las artistas que vienen transitando una carrera y una trayectoria larga en el tango".
El influjo del movimiento #NiUnaMenos
El movimiento "Ni una menos" no sólo puso en la escena pública los femicidios sino también las injusticias, la discriminación y las inequidades de una cultura que puso al varón por sobre la mujer en todos los ámbitos de la vida. "Hizo tambalear a todas las estructuras, inclusive las del tango, que considero como pionero en el área musical porque ha conseguido desde un lugar más marginal mucho más que el rock", aseguró Malanca.
El tango, que históricamente nace entre varones de la inmigración europea que escapaban de la guerra, tenía a la mujer como "objeto de su deseo y de su maltrato". Para Malanca, en esa mezcla donde la mujer era además un "objeto de comercio" es donde estaba la dualidad "entre la prostituta y la madre".
"De alguna manera en estos cien años el tango vivió en una cápsula donde la mujer era el objeto de su deseo y de su maltrato. Pero en eso estamos, tratando de cambiarlo", concluyó Malanca.
Según Flor Ubertalli, música, historiadora y voz principal del cuarteto de tango La Runfla, la edad de oro del tango, donde se produjo más y se extendió tanto su interpretación como el baile, "fue un período que estaba signado por un machismo importante a nivel social, a pesar de que la mujer venía avanzando como por ejemplo con el voto, estoy hablando de 1937 a 1955", explicó Ubertalli.
"No hay un solo tango, el tango es algo que a lo largo de la época fue mutando. Lo mismo pasa con el ambiente del tango, pero tiene un sesgo machista que es una característica muy propia de su historia y de su desarrollo", aseguró la historiadora.
Para la voz principal de La Runfla, el tango tiende a reproducir "una lógica muy machista" caracterizada por el período de oro, y "así como que se piensa la estética del tango". La imagen de "un hombre cabeceando a una mujer para decirle lo que tiene que hacer, o granjeándose de que la fajó, se considera tanguero porque es propio de un imaginario social de esa época que alumbró al tango", explicó.
"El ambiente del tango es más proclive por la nostálgica de querer permanentemente volver a una especie de esencia tanguera", dijo Ubertalli y agregó: "El verdadero tango es el tango de hombres, ése sería el imaginario que está subyacente en la cabeza de muchos músicos, sobretodo de los más grandes".
Ubertalli, ingresó en el tango gracias al baile. "Nunca me sentí especialmente violentada por ser mujer pero sí en los ambientes milongueros. Me ha sucedido de sentirme acosada o violentada, por esta lógica del tango tradicional de que es el hombre el que lleva y la mujer la que es llevada".
Hoy Ubertalli es la voz principal de un cuarteto integrado por hombres. "Mi experiencia con mis compañeros siempre fue buena. Tiene que ver con que somos otra generación y entramos con otra lectura. Entiendo que hay otras colegas más grandes que han tenido trayectorias más dificultosas", aseguró la música.
Pero el tango no es sólo las letras, la música o los músicos, el tango es también escenarios, shows, espectáculos. "Los productores y los organizadores de shows son otra cosa, hay como una intención de desautorizar la palabra de la mujer. Nosotros somos un cuarteto y muchas veces que hemos tenido que organizar una fecha o irnos de gira, prefirieron hablar con los músicos varones porque no se recibe la palabra de la mujer como la del hombre. Eso creo que tiene que ver más con la cuestión cultural general, no creo que sea específico del tango", explicó la cantante.
Para Ubertalli, es en el ambiente musical donde sí se ha sentido más "sexualizada" y explicó que a sus compañeros varones no se les exige que estén vestidos de alguna forma determinada o con una presencia específica mientras que a las mujeres sí. "Se nos exige otro tipo de presencia escénica que tiende a la cosificación", afirmó.
"Qué bien pibas, parecen hombres tocando", le han dicho muchas veces luego de un show a la orquesta Mistango, compuesta íntegramente por mujeres, y que interpretan piezas exclusivamente de Astor PIazzolla. Para Rowina Casey, su cantante, quien asegura que ser un quinteto femenino dedicado a la obra del gran maestro le ha cerrado muchas puertas, en el tango a la mujer "por un lado la elevan, la sufren y la lloran, y por el otro la tienen como en un lugar sagrado. No es más que el reflejo de lo que al hombre le pasa con la mujer expresado en la música", dijo.
Si bien Casey asegura que no nota grandes tratos diferenciales con respecto a las orquestas integradas por hombres, sí ha notado una diferencia a la hora de llevar ellas mismas adelante las negociaciones para ser contratadas en algún show o espectáculo.
"Mientras ponemos la cara las mujeres todo avanza por algún tipo de interés, pero si se mandan una macana y aparece algún hombre con la intención de protegerte y defender tus derechos todo se acomoda. Es posible que pierdas alguna contratación si no sos lo suficientemente simpática", aseguró.
Para la cantante de Mistango, le exigen mucho más a las mujeres que a los hombres. "El reconocimiento es mucho más difícil para la mujer que para el hombre en el tango, aunque creo que venimos abriendo camino de una forma impresionante, y ya no es raro ver mujeres tocando tango", concluyó.
Ana Sofía Stamponi, es cantante, compositora y socióloga. Actualmente está presentando su primer trabajo discográfico "Almagro Tango". Para ella hay tangos machistas y se los puede reconocer por sus letras "misóginas y violentas" hacia las mujeres. " Tangos que hablan directamente de lastimar a una mujer por traicionera o abandónica como en 34 Puñaladas, o en los que degradan a las mujeres por querer buscar el ascenso social como en el tango Mano a Mano, o en los que colocan a las mujeres en lugares completamente estereotipados como en Atenti Pebeta", ejemplificó.
"En el ambiente del tango se dan muchas violencias de género. En lo musical porque hay pocas mujeres en los escenarios, especialmente en los festivales más importantes. Como músicas muchas veces padecemos acoso por parte de músicos varones y violencias varias, que muchas veces derivan en no poder tocar sin que medie algún tipo de relación sexoafectiva", contó la socióloga.
El año pasado surgió el primer festival de tango feminista llamado Tango Hembra y el Movimiento Feminista de Tango (MFT), ambos a partir del fervor del 8 de marzo y las luchas por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito. Desde estos espacios las integrantes de este género de características históricamente machistas, se están empezando a escuchar con sus propias letras, sus propias músicas y sus propias expresiones.
El pasado 22 de mayo, el Senado de la Nación aprobó el proyecto de ley de cupo femenino en festivales de música. Esta iniciativa impulsada por más de 700 artistas, garantiza el mínimo de un 30% de mujeres en los eventos que convoquen a más de tres agrupaciones musicales. Un avance más en el mapa de las batallas a las que les hacen frente las mujeres.
Por otro lado, la semana pasada e. MFT presentó un protocolo que intenta erradicar la violencia de género dentro del tango con una guía para resolver situaciones de violencia, acoso o incomodidad en los salones de baile. Este protocolo para milongas es un documento feminista para acompañar una tansformación que de a poco se impone en las milongas y los salones de tango.
El Campeonato Mundial de Baile de Tango, una competencia internacional entre bailarines de tango que se realiza anualmente desde 2003 en Buenos Aires durante el mes de agosto, el año pasado fue noticia porque cinco parejas de mujeres compitieron rompiendo lo tradicional y los prejuicios. Florencia Daluisio y Cinthya Tomino fueron una de esas parejas.
"Lo que queríamos mostrar es que independientemente de ser hombre o mujer, de sentirte como tal, o de la orientación que uno tenga, es que se puede bailar en el rol que se quiera. No precisás más que sentir la música y compartir con otra persona. Creo que ese fue el motivo que nos impulsó a participar en el mundial, solo queríamos bailar, y las circunstancias de nuestra vida nos llevo a hacerlo juntas", contó a Crónica Florencia Daluisio.
Cuando se presentaron en el mundial como pareja hubo quienes se manifestaron en contra de esa decisión. "Es como si con nuestra decisión los estuvieramos perjudicando u ofendiendo. Tomaron una actitud de defensa agresiva y muy confrontadora. Pero puedo comprender que sintieron amenazada una estructura pre concebida de cómo las cosas deben ser, una pareja hombre mujer, un rol establecido y reglas que cumplir para cada uno", explicó Daluisio.
Las bailarinas también recibieron a modo de insultos acusaciones sobre su sexualidad. "Con Flor somos solamente amigas de toda la vida, las dos estamos en pareja y muy bien, pero no nos molestamos en aclarar eso, ya que nada tiene que ver con nuestra sexualidad una elección en el baile", dijo Cinthya Tomino.
Ambas planean este agosto volver a participar juntas de la nueva edición de la competencia por lo que están ensayando y preparándose desde ahora. "Trabajamos cada día por contribuir al tango, a la integración y a la igualdad. No solo de género, sino también económica, que tal vez poco se habla. Siendo Argentina la cuna del nacimiento del tango, fuera de Buenos Aires hay mucha gente que no puede acceder a las clases por el costo. Nuestro objetivo es que el Tango llegue a todos", concluyó Tomino.
El tango como lo conocemos está cambiando. No su esencia, no su espíritu, no su alma. Sino lo que lo define como machista, lo que lo define como exclusivo para varones. Esa costumbre de guapos violentos con dominio, con poder y con control sobre la mujer se está diluyendo de a poco. Ese tango se está acabando y está llegando a su fin. Llegará un momento en el que entre todos le gritarán al tango machista "Chan, Chan".