Hay árboles cuyas ramas dejan de crecer cuando están a punto de tocar a las de su vecino. Es un fenómeno que se conoce como timidez de los árboles y cuya explicación científica no está del todo clara. Este vídeo del fotógrafo Dimitar Karanikolov, especializado en imágenes tomadas con drones, captura la timidez de los árboles de un bosque en Tulum, un municipio mexicano en la península de Yucatán.
Los árboles se mueven por el viento, que también mece los surcos entre las copas. "El dron estaba a unos 50 metros del suelo. Conseguí las imágenes en enero", dice a Verne este búlgaro de 43 años, arquitecto de profesión. "Me gustan las imágenes con esta perspectiva porque parecen mapas. Son muy diferentes respecto a lo que solemos ver", añade. Karanikolov publicó su vídeo en Instagram el 5 de marzo, pero se está difundiendo mucho en internet desde principios de abril: un post en Imgur con la escena lleva más de 2,3 millones de reproducciones en cinco días desde el 16 de abril y también está siendo muy compartido en Twitter.
"Creo que el vídeo se ha difundido tanto poque todos necesitamos más naturaleza en nuestas vidas", añade Karanikolov. No es la primera vez que la timidez de los árboles capta mucha atención en internet. En 2017 le dedicamos un artículo a este fenómeno natural, después de que un tuit con dos imágenes de copas d árboles que no se tocan fuera muy difundido en esta red social.
La foto de la izquierda en el tuit es de un bosque de alcanfores de Borneo en Kuala Lumpur (Malasia). La de la derecha es un bosque en una plaza de Buenos Aires (Argentina). En las dos imágenes se aprecia la grieta de timidez, el espacio que separa a cada árbol y que forma dibujos apreciables tanto a contraluz como a vista de pájaro.
¿Cómo es posible que los árboles mantengan esas separaciones?
El botánico australiano Maxwell Ralph Jacobs fue el primero en hablar del término "timidez de los árboles" (crown shyness en inglés). Fue en su libro Hábitos de crecimiento del eucalipto (1955). Sostiene que este fenómeno se produce por a la abrasión de unas hojas contra otras cuando se rozan por el viento.
Por otra parte, el botánico francés Francis Hallé considera que este fenómeno tiene una explicación genética. "La forma de la copa nunca es aleatoria; cada árbol tiene su programa específico de desarrollo, controlado por genes", dice en su artículo Arquitectura de los árboles, en Boletín de la Sociedad Argentina de Botánica. Hallé diferencia dos tipos de árboles, los unitarios y los reiterados. Los primeros dominan el entorno y los segundos se adaptan. "La reiteración es un progreso, es una forma más moderna y más eficaz de crecer, que se ha generalizado a la mayoría de nuestros árboles", añade.
Carles Gracia, profesor de Ecología (especializado en bosques) de la Universidad de Barcelona, considera que "de momento, no hay ningún experimento que explique a qué se deben esas líneas de separación", indicaba a Verne en 2017. "Algunos expertos creen que la explicación puede estar en los compuestos orgánicos volátiles. Se trata de una serie de sustancias que los árboles emiten a través de las hojas y que sirven para coordinar ciertos procesos con otros ejemplares. No es que hablen, es que se coordinan para, por ejemplo, que las semillas nazcan a la vez en todos los árboles", comenta Gracia.
"No está demostrado que esos mismos compuestos sean los que originan estos espacios entre los árboles, pero tiene mucho sentido ecológico. Producir hojas es lo que más energía les cuesta. Hacer que crezcan para nada es un desperdicio. Es más óptimo algo así: si tu rama va por aquí, que la mía vaya por allí", comenta Gracia. La timidez de los árboles no es un fenómeno común en España, ya que los bosques de la península no son suficientemente frondosos. Es más normal ver estas líneas de separación en bosques tropicales. Esta foto, por ejemplo, corresponde a un bosque de Sri Lanka.
El País