El empresario kirchnerista dijo que lo usan para "manchar el honor de Néstor Kirchner"; no aceptó preguntas. Habló luego de seis días de la presentación del informe que lo involucra.
Calmo aunque tenso, Lázaro Báez ayer habló aquí después de seis días de incógnita y silencio desde que fue denunciado de integrar una presunta red de lavado de dinero.
"Me quieren utilizar, y pido disculpas porque no he podido encontrar una palabra más adecuada que la de forro, para manchar el honor de un amigo como fue Néstor", afirmó Báez antes de leer el comunicado de prensa.
Desde que Báez fue mencionado en el programa Periodismo para todos , el domingo pasado, se convirtió en el hombre que más espacio ocupó en los medios esta semana, muy lejos del perfil público casi nulo que siempre cultivó.
Hasta ayer ni siquiera se sabía dónde estaba. La magnitud del caso que roza la familia Kirchner lo obligó a hablar, aunque se excusó de las preguntas.
En cinco minutos se disculpó cuatro veces, desmintió ser parte de operaciones financieras, dijo que dará explicaciones a la Justicia y que accionará legalmente "contra los responsables de la maniobra", aunque sin aclarar nombres. Antes de partir prometió que después de las acciones judiciales que presentará la semana próxima responderá preguntas.
"No es de buena gente ensuciar a alguien que no puede defenderse y que murió peleando por mejorar la calidad de vida de los argentinos", dijo Báez en referencia a Néstor Kirchner, el hombre con quien trabó una fuerte relación de amistad cuando Kirchner era intendente de Río Gallegos y Báez ya trabajaba de cajero en el Banco de Santa Cruz.
"Kirchner siempre fue agradecido con quienes le hicieron un favor", confió un hombre que supo conocerlos a ambos en ese época. "Báez le daba información del banco sobre acreedores y Kirchner la usaba a discreción", sintetizó este político que supo compartir cargos y cercanía con el kirchnerismo.
Un tuit del periodista Jorge Rial sobre una posible conferencia de prensa de Báez disparó versiones cruzadas en Río Gallegos y en Buenos Aires. No hubo invitación formal, pero desde las 3 de la tarde entre los periodistas trascendió que la reunión sería en el elegante Hotel Patagonia. La hora inicial era las 6 de la tarde, sin embargo, el contacto con la prensa ocurrió casi 45 minutos antes.
"No habrá preguntas, pero mientras esperan, aprovechen el coffee break que está servido", invitó Diego Navarro, director del diario Prensa Libre, propiedad de Báez, que ofició de anfitrión en el salón principal del hotel. Pero dos minutos después, Báez ingresó en el salón, era el mismo hombre de siempre, pero con el semblante de quien se enfrenta a una situación compleja.
En voz baja pidió disculpas por no contestar preguntas "por sugerencia de mis abogados", aclaró y dijo que él no era una figura mediática. También explicó que hablaba aquí "porque creo que son a los que les debo dar estas explicaciones". Antes de leer el comunicado, Báez aseguró que sus empresas son auditadas en forma masiva y son legales y, conmovido, pidió perdón a su familia "porque con las barbaridades que se han dicho he puesto en riesgo su seguridad y su integridad. Y es a los únicos que les debo pedir disculpas".
La aparición pública de Báez marca un cambio de estrategia, después de mucho tiempo de ostracismo. En su entorno reconocen que cambiaron de estrategia para evitar más costos públicos. El hombre que más preocupa hoy al kirchnerismo comentó también que se sintió "sorprendido por declaraciones en donde se me atribuye relación con la muerte de una persona que es muy caro a mis sentimientos", sin mencionarlo se refería al empresario Vittorio Gotti, fallecido en 2004 en un accidente automovilístico en una ruta chilena.
En la lectura del comunicado acusó al programa televisivo Periodismo para Todos de instalar una campaña difamatoria en la opinión pública y afirmó que las imputaciones "fueron promovidas sobre la base de la edición de versiones que brindaron personas de dudosa credibilidad y de documentación de la cual se desconoce su autenticidad y procedencia". De este modo hizo referencia a las declaraciones del contador Leonardo Fariña y del financista Federico Elaskar, quienes confesaron haber realizado presuntas maniobras de lavado de dinero para empresas de Báez.
También respondió a una nota publicada en Clarín sobre los viajes al Uruguay del avión matrícula LV-ZSZ, de la empresa Top Air, de la cual es accionista, al decir que fueron viajes contratados por otras empresas.