La Justicia. Eso que se jacta de tener este país por vivir en democracia, aunque muy de vez en cuando se ponga en práctica.

Los casos sobran y las resoluciones, por inadmisibles que parezcan, pasan a ser habituales. Pasó en Río Cuarto, pasó en Buenos Aires. Pasa en Argentina.

Por estos días no es extraño ver en las noticias que una mujer fue asesinada, violada o abusada. También es bastante común que el culpable sea identificado y se pruebe su responsabilidad en el crimen. Sin embargo, la mayoría de las veces estos sujetos son liberados, “perdonados” y hasta “premiados por buena conducta”.

¿En qué cabeza cabe que un violador recupere la libertad por “buena conducta”? En ninguna, definitivamente. Contrariamente a eso –y tristemente–, ese poder supremo simbolizado en una mujer con los ojos tapados que levanta una balanza con una mano y una espada con la otra, suele contemplar ciertas aristas que nadie entiende.

¿Pasó en Río Cuarto? Uno de los tantos ocurrió en Adelia María, pero el dictamen tuvo lugar en los Tribunales locales. Juan Ramón Villar asesinó a Camila Carletti en septiembre del 2016. Para la Justicia no fue “femicidio” y solamente lo condenaron con unos pocos años de prisión. ¿Alguien tiene dudas que si Villar presenta buena conducta será liberado antes de cumplir la condena?

“No nos callamos más”. La frase retumbó el martes por la tarde en el Multiteatro de Buenos Aires, donde el colectivo de Actrices Argentinas denunció al actor Juan Darthés por haber abusado de Thelma Fardin, su compañera de elenco en la telenovela Patito feo (2009). En aquel entonces, ella tenía 16 años.

Las redes sociales explotaron con frases de índole similar en apoyo a la joven Fardin y sus colegas. Y deberán seguir luchando, porque ahora todo quedará en manos de la Justicia, esa misma que liberó a Rodrigo Eguillor dos días después de ser detenido. Aunque fue privado de su libertad por insultos y maltratos a agentes de la PSA y autoridades del aeropuerto de Ezeiza, el “nuevo influencer” –según una conductora de televisión– fue acusado de abusos y violencia de género en reiteradas oportunidades.

Afortunadamente existe la condena social y la gente ya no mira para otro lado. Después de fanfarronear en un video sobre que se acostaba con modelos y era un genio de la seducción, Eguillor fue escrachado por ciudadanos bonaerenses en un tren. Ojalá ocurra con cada violador que logre escapar de su destino.

Los abusos y las denuncias continuarán. Porque ya no es mujeres vs Juan Darthés ni mujeres vs Rodrigo Eguillor. Es mujeres vs la Justicia, algo que rara vez se encuentra por este lado de la jungla.

Por Nicolás Grimalt (nicolasgrimalt@hotmail.com)