Es la tesis que dejó asentada Luis Pizarro al resolver la nueva imputación que ahora pesa contra el viudo. Sospecha que hubo un sicario, que fue atacada dormida y que la escena sexual fue “simulada”.
Con el tenor de la acusación que formuló el quinto fiscal de la causa, la investigación por el crimen de Nora Dalmasso, a punto de cumplir su 12° aniversario, suma un capítulo con ribetes de película: un asesinato por encargo, por un móvil “económico y/o político”.
Según pudo conocer La Voz, la nueva imputación contra el viudo Marcelo Macarrón por el homicidio calificado de su esposa dice lo siguiente: “En fecha que no se puede establecer con exactitud, presumiblemente unos meses antes del 25 de noviembre del 2006, Marcelo Macarrón, en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la investigación, por desavenencias matrimoniales de parte de Macarrón y con la intención por parte de sus adláteres de obtener una ventaja, probablemente económica y/o política del estrépito de su eventual muerte, planificaron dar muerte a Nora Dalmasso”.
Por primera vez, en la causa más resonante que tuvo la provincia de Córdoba en los últimos 12 años se menciona oficialmente un posible móvil político y económico del asesinato.
Tras indagar al viudo Macarrón, el fiscal Luis Pizarro comunicó el martes a la prensa que lo había imputado por “homicidio calificado por el vínculo y por precio o promesa remuneratoria”, esto es, un crimen por encargo. Pero en la acusación a la que tuvo acceso este medio se advierte que para el homicidio calificado fueron fijados tres agravantes y no dos. Macarrón está imputado también como presunto autor de homicidio calificado “por alevosía”.
El fiscal Pizarro dijo el miércoles a Radio Mitre que acusó al viudo de haber ordenado el crimen de su esposa por dos motivaciones básicas: “Las desavenencias matrimoniales y la cuestión económica que subyace”.
La intimación afirma que Macarrón y “sus adláteres” (...) “valiéndose de coartadas previamente organizadas” y de la certeza de que Nora estaría sola en la casa, “habrían contratado a un sicario/s para darle muerte, probablemente a cambio de pago de un precio o promesa remuneratoria, la cual a la fecha no ha sido establecida con exactitud”.
Se consigna que Macarrón “habría suministrado información del movimiento de la casa y presumiblemente entregado un juego de llaves”.
Sin sexo consentido
Luego de que gran parte de la investigación del crimen de Nora versara en torno a los rastros genéticos de una presunta relación sexual mantenida en los instantes previos al crimen, el nuevo hecho descarta que la víctima haya tenido sexo en ese momento.
Para el fiscal, la mataron dormida y simularon que se había producido un encuentro sexual.
Pizarro desecha la hipótesis de su antecesor, que indicaba que el ADN del viudo en el cuerpo de la víctima constituía un indicio de presencia.
Para el fiscal Daniel Miralles, el viudo habría contratado un vuelo nocturno desde Punta del Este a Río Cuarto para matar a su mujer en la madrugada y volver a jugar el torneo en Uruguay.
La nueva hipótesis aleja a Macarrón de la escena del crimen y lo sindica como uno de los autores del plan delictivo que habrían elegido la fecha del torneo en el que estarían fuera del país “con la finalidad del éxito del plan y despejar cualquier posibilidad de sospecha sobre su persona”.
Según la nueva plataforma fáctica, “mientras Macarrón se encontraba en la ciudad de Punta del Este, entre las 20 del día 24 de noviembre de 2006 y antes de las 3.15 del día 25 de noviembre”, la o las personas contratadas se habrían hecho presentes en el domicilio de Villa Golf “escondiéndose a la espera de la llegada de Nora Dalmasso”.
Cómo la matan
Para el fiscal, momentos después del arribo de la víctima, alrededor de las 3.15, él o los homicidas “para realizar el accionar sin riesgo para sí y aprovechándose de la indefensión de la víctima, luego de esperar que esta realice su rutina previa al descanso, habría/n abordado a Nora Dalmasso una vez que se encontraba dormida”.
Según la acusación, “cumpliendo el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, la habrían tomado del cuello ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa”.
Luego, “habrían utilizado el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica”.
“Finalmente, y como parte del plan criminal, habrían ordenado la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual” para luego retirarse “sin dejar rastro”.
En el momento de la ampliación de indagatoria de este martes, el imputado Macarrón –que permanece en libertad bajo fianza– se limitó a manifestar su inocencia y se abstuvo de responder preguntas.
El fiscal del caso Dalmasso no precisa en la acusación quién sería el sicario ni los otros involucrados. Por radio, ayer Pizarro se limitó a afirmar que “claramente en un homicidio por encargo hay más de una persona”, admitió que le resta recabar prueba y sólo adelantó que “puede haber novedades”.
12 años de impunidad
El 25 de noviembre de 2006, Nora Raquel Dalmasso (51) fue asesinada en su casa del barrio Villa Golf, en la ciudad de Río Cuarto. Su esposo, Marcelo Macarrón, un conocido traumatólogo local, jugaba al golf en la ciudad uruguaya de Punta del Este, a la que había viajado antes junto a un grupo de amigos. Valentina, la hija de ambos, estaba en Estados Unidos, mientras que Facundo, el hijo varón del matrimonio, se encontraba en la ciudad de Córdoba. El cuerpo de Nora, desnudo y con evidentes signos de estrangulamiento, fue hallado varias horas después del crimen por un vecino. En estos 12 años, el caso tuvo cinco fiscales y cinco hipótesis distintas. Macarrón es hoy el único imputado.