Las circunstancias del fallecimiento de Christina Onassis, la multimillonaria griega hija del famoso empresario Aristóteles Onassis, fueron por lo menos sospechosas.
A 30 años de aquel episodio, una de sus más íntimas amigas, Marina Dodero, recordó los últimos días de la mujer a quien halló muerta en una bañadera en su casa de Tortugas (Provincia de Buenos Aires).
ABC conversó con Dodero en su casa de Recoleta sobre quién fue Christina (1950-1988). Ella la descubrió muerta "sentada en la bañadera", conocía sus amores verdaderos y platónicos, como "Julio Iglesias y el Marqués de Griñón"; y ella, finalmente, fue la que ordenó que se realizara la autopsia.
Recordó que entonces "no había rastros de una sola pastilla, murió de un edema pulmonar".
También ella tuvo que soportar que en el entierro en Grecia, entre la multitud, la gritaran "¡asesina!".
"Era su reina y se murió en un bañito de Argentina. Los griegos no lo podían aceptar", observó, al tiempo que descartó la teoría de un suicidio.
"Dormíamos juntas en la misma cama pero esa noche quería estar con mi hermano Jorge. Yo no tenía ni idea, pero tenían previsto casarse", relató Dodero a ABC. Se enteró después de su muerte: "Me lo contó el obispo de la Iglesia Ortodoxa Griega. Habían ido a verleo para organizar" la boda.
De haberse concretado, habría sido la quinta de Christina Onassis tras el fracaso de su matrimonio con Thierry Roussel, de cuyo enlace Dodero fue testigo.
"Unos días antes de casarse con él, me dijo que lo harían sin régimen de separación de bienes. Era una exigencia de Thierry. Le pedí que celebrara la fiesta previa que tenían organizada en Maxim’s y se viniera conmigo a Buenos Aires para evitar ese matrimonio. Me dijo que ya no podía dar marcha atrás", dijo la íntima amiga sobre aquella relación.
La foto de ellas dos juntas está en la chimenea sobre la que descansa un jarrón chino del siglo XVII. La tiene siempre presente. "Era una mujer difícil pero tenía un corazón enorme. Hablábamos en inglés y nos peleábamos en griego", pero "al final, yo siempre la perdonaba", reconoció en diálogo con ABC.
"La última noche que la vi con vida estaba agotada y me metí desnuda en la cama. No tenía fuerzas ni para ponerme el camisón. Entró, como siempre hacía y me quitó las sábanas. Al verme, se rió y me gritó: 'Putana'. Al llegar a la puerta, me lanzó un beso volado y me dio las buenas noches", relató.
Marina Dodero descubrió el cuerpo de su amiga a las 10 de la mañana del 19 de noviembre de 1988. "Pensé que estaba viva porque tomaba pastillas para dormir y a veces caía, como en coma, en la bañera", aclaró.
La hija de Aristóteles Onassis, "tacaño para las pequeñas cosas, aunque no para las grandes, como comprar yates", tomaba también "muchas pastillas, para adelgazar, su obsesión" pero sucumbía a "los huevos fritos con papas, su comida favorita".
Al hacer memoria, comenta: "Muchas veces dije, en sentido figurado, que la mató la Coca-Cola, porque tomaba 24 por día". De hecho, se llevó en cajas su refresco favorito hasta Rusia.
"Fue en busca de Sergei Kauzov (su tercer marido) y hasta vivió con él en un apartamento diminuto donde solo una cortina separaba su dormitorio del de su suegra", recuerda con ironía.
"Sí, tuvo mucho éxito con los hombres. Era insistente. Al que elegía era capaz de perseguirlo por medio mundo", recordó Dodero. Ese fue el caso, según cuenta, del Marqués de Griñón, "el único que no le dio ni cinco de pelota".
Christina no hablaba una palabra de español, así que nos fuimos juntas a Madrid donde me hizo llamarlo, insistentemente, dos días seguidos. La respuesta siempre fue la misma: "El señor marqués no está".
Otro español con el que tuvo más éxito, según Dodero, fue Julio Iglesias. "Estuvieron juntos una temporada. Adoraba su música y en especial, la canción 'Me olvidé de vivir'. La ponía a todas horas hasta en la playa. Murió Christina y nunca más volví a ponerla", dijo la amiga de la fallecida millonaria.
Sobre la generosidad de la millonaria griega con sus afectos, la argentina relató: "Fue la madrina de mi hija, que se llama Cristina por ella. Le regaló para el bautismo un vestido de Baby Dior del que sólo se hicieron dos, el nuestro y el de Stéfano Casiraghi. Compró dos abrigos de marta cibelina, uno para mí y otro para ella, pero no se le olvidó decirme que el suyo, claro, era más caro".
Lo curioso de la anécdota es que "lo que yo quería era uno de silver fox (zorro plateado) que era muchísimo más barato", dijo. Cuando Christina se enteró, "me lo regaló también".
Las circunstancias de la muerte de la heredera más rica del planeta y la investigación judicial fueron un duro golpe para Marina. Según le dijo a ABC, tuvo prohibido salir del país durante cinco días, y recordó que el cuerpo de Christina comenzaba a desprender olor por la descomposición, porque tuvo que esperar a que le hicieran la autopsia ante dos ‘‘linyeras’’.
Otro momento conmovedor para ella fue "verla dentro del cajón sin nada valioso, ella que tuvo todo... Me quité mi collar de perlas y lo metí dentro. También la maquillé para que tuviera mejor color", dijo.
Marina Dodero cuenta la historia y niega que Thierry Russell le reclamase joyas de su amiga. "Eso, como lo del suicidio es falso, una leyenda", aclaró y añadió que "Christina tenía un seguro de vida de 300 millones de dólares. La compañía se aferró a esa falsedad para no pagarlo nunca".
Fuente iprofesional