En Despeñaderos, se expandió el miedo mientras en otros lugares de la provincia las llamas arrasaron bosques y viviendas. Hasta el momento sólo quedan 250 evacuados.
Durante la mañana se temía que diferentes focos de fuego se dirigieran hacia una escuela, una fábrica y una residencia geriátrica, obligando a organizar un amplio y complicado operativo de evacuación.
Nora Carrillo, directora de la escuela Ataliva Herrera, contó que “finalmente, gracias a la descarga de tres aviones sobre el frente de fuego, se lo pudo controlar y optamos por suspender el turno tarde y pedirle a los padres que no enviaran a los alumnos, para evitar posibles inconvenientes”.
La escuela se vio beneficiada porque se encuentra del otro lado del río Xanaes, y el fuego no alcanzó a cruzar el curso de agua. Este mismo motivo ayudó a que el geriátrico Elpidio Gonzalez, que tiene unos 200 pacientes, no debiera ser desalojado.
El ministro de Salud provincial, Carlos Simón, dijo a este diario que, al menos hasta ayer a la tarde, habían decidido no evacuar el hogar. “Lo que más molesta es el humo, que dificulta la respiración de algunas personas mayores”.
A metros de la ruta 36, un nuevo foco de incendio que comenzó en horas de la siesta, fue controlado con la descarga de un camión atmosférico. “Huele mal, pero ayuda”, señaló el jefe de la cuadrilla de bomberos que actuó en el lugar.
Las llamas siguieron, pero se dirigieron hacia otro sector menos húmedo.
Temor en Brochero
Aunque no hay peligro aún, en Villa Brochero temen que los incendios compliquen la beatificación del Cura Gaucho. Esperaban 250 bomberos por prevención.