Recientemente el caso de la pobladora de Georgia, país situado en el límite entre Asia y Europa, lo dieron a conocer las agencias internacionales y le pone los pelos de punta a cualquiera.
 
En un reportaje de la cadena televisiva Georgia News, la madre narra que su retoño Joni Bakaradze tenía 22 años cuando partió al más allá por una sobredosis. En medio del dolor y para que los hijos de este lo conocieran tomó la decisión de momificarlo.
 
"Era un buen hombre cuando estaba vivo, un buen marido, no la forma en que es ahora. No quería enterrarlo y en un sueño alguien me decía que despertara y empezara a utilizar el vodka para cuidar el cuerpo”, declaró como si nada. 
 
Desde entonces la familia de Bakaradze le preparó uno de los aposentos de la vivienda y compraron un ataúd. Diariamente la mujer le pasa el alcohol por cada parte, lo envuelve en sábanas limpias y lo regresa a la caja.
 
“La familia en un principio utilizó métodos tradicionales, como el bálsamo savia, pero cambiamos por los espíritus. No son hechizos. El cuerpo no puede pasar la noche sin estar ungido”, recalcó.
 
La momificación es quizás mejor conocido como una práctica de los antiguos egipcios, pero otras culturas de América del Sur y Asia la practicaron a lo largo de la historia.