Fíjense un segundo en la fotografía de ahí arriba. Son tres hormigas adultas de la misma especie. Es más, son tres hormigas adultas del mismo hormiguero. Una de ellas — la grande — es una hormiga soldado, las otras dos son simples obreros.
¿Cómo es posible que una sola colonia sea capaz de generar bichos tan radicalmente distintos?
Pues bien, esa pregunta obsesionó a Charles Darwin hasta el punto de hacerle dudar sobre sus argumentos a favor de la selección natural. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad McGill han descubierto quién es el responsable de esa maravilla de la naturaleza: un pequeño y efímero órgano que hasta ahora creíamos que era completamente inútil.
¿La trampa de la diversidad?
Lo de Darwin con las hormigas fue muy intenso. Hay un capítulo entero de 'El Origen de las Especies' que es una larga meditación sobre el origen evolutivo del comportamiento esclavista de las hormigas. No lo culpo: el polimorfismo de las hormigas, sus pautas de comportamiento y su enorme capacidad colaborativa son fascinantes. Así, sin medias tintas.
Ya sabíamos desde hace décadas que, dentro de las colonias, la proporción entre soldados y obreros se mantiene estable a razón de uno a nueve. Pero todas esas hormigas eran estériles, no se reproducían. Las salvajes diferencias entre hormigas parecían estar reguladas por la colonia en su conjunto. Lo que no sabíamos era cómo se las apañaban exactamente para conseguir ese equilibrio. La clave, inesperadamente, estaba en un pequeño órgano.
"Un descubrimiento completamente inesperado"
Según un nuevo estudio publicado Nature, es la propia colonia la que regula un equilibrio entre soldados y obreros a través de un pequeño órgano que hasta ahora creíamos sin importancia y que solo aparece en las etapas finales del desarrollo larvario. Ese órgano aparecía y desaparecía sin tener ninguna función aparente.
Durante años, los investigadores asumieron que se trataba de un efecto secundario de las hormonas y la nutrición responsables del equilibrio de la corona. Pero no. El nuevo trabajo ha descubierto que ese órgano es el encargado de regular el desarrollo de la larva hasta convertirla en un monstruo de cabeza gigantesca.
Ehab Abouheif y su equipo del departamento de biología de McGill se dieron cuenta de que, cuando intervenían sobre ese órgano imaginal del ala, el desarrollo se veía interrumpido. Es más, descubrieron que podían modular el tamaño final de las hormigas soldado seccionando el órgano a placer.
Equilibrio y plasticidad: un sistema increíble
Los investigadores descubrieron que el tamaño de esos discos imaginables cambiaba de acuerdo con el equilibrio general de la colonia. Cuando había demasiados soldados, las hormigas generaban una feromona inhibitoria que impedía el desarrollo de nuevas hormigas que comprometieran las dinámicas etológicas del hormiguero.
Pero al intervenir en las últimas fases del desarrollo larvario, ante una amenaza y una súbita escasez de soldados, la colonia podía aumentar el número de hormigas gigantes muy rápidamente. Era regulación hormonal comunitaria permite no solo equilibrar la colonia, sino hacerla tremendamente plástica ante las necesidades del ambiente. La naturaleza, como nos enseñó Darwin, está llena de preguntas y soluciones maravillosas.