Desde la Secretaria de Energía, conducida por Javier Iguacel, se planea imponer dos aumentos al gas: uno que regirá a partir del próximo lunes 1 º de octubre y una actualización del precio a partir de enero. Esta división tiene directa relación con las negociaciones que entabló el ente nacional con las petroleras y empresas productoras.
El gran dilema de estas negociaciones fue con qué precio del dólar se calcularán los precios en pesos que deberán pagar los consumidores. Mientras desde el Gobierno sugieren que sea con el dólar a $31,47, las empresas señalan que de esa forma comenzarán perdiendo y propusieron trabajar con el dólar estimado para fin de año. Un punto neutro, fue calcular los precios de los aumentos con el actual dólar a $38.
Esta última oferta sería la aceptada por las productoras, quienes se mantuvieron muy firmes al no querer cambiar el tipo de cambio. De esta forma, estarían aceptando rebajar sus precios de U$S 4,68 por millón de btu a U$S 4,10.
Sin embargo, la idea del Gobierno sería de arrancar octubre con el dólar a $31,47 y en enero actualizar la cifra y alcanzar los $38. De esta forma, en octubre se registraría un aumento del 30% y en enero del 15%.
Este aumento es tildado de políticamente posible, ya que llegaría en los meses de verano, en donde menos se utiliza el servicio de gas. Pero, por otro lado, este panorama tarifario planteará los precios del próximo otoño. Para ese entonces, se analiza aplicar una tasa plana, en donde los aumentos se paguen en los meses en donde menos se utiliza el servicio y así, poder garantizar que todas las familias puedan tener gas en sus casas.
El problema es que ese mismo plan fue propuesto este año, y las empresas, distribuidoras y transportistas no se pusieron de acuerdo en quien debería soportar el costo financiero.