Por tercer año consecutivo, sigue aumentando hambre en el mundo, un drama que afecta a niños y adultos: efectivamente, en 2017 se registraron al menos 821 millones de personas desnutridas, 6 millones más que en 2016.

Asimismo, los niños de entre 2 y 5 años afectados llegan a 151 millones, el 22%, mientras crecen también las mujeres anémicas en edad fértil, que pasaron en cinco años del 30,3% al 32,8%. Así lo reportó hoy un informe titulado "El estado de seguridad alimentaria y nutrición en el mundo", presentado hoy por las agencias Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD), Programa Mundial de Alimentos (WFP), Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se trata de una situación que está empeorando en América del Sur y en la mayor parte de las regiones de África, mientras en Asia se mantiene cierta estabilidad. Según los datos, los niveles de desnutrición retroceden 10 años, lo cual que implica que se deberán redoblar los esfuerzos para alcanzar el objetivo de Desarrollo Sostenible de Hambre Cero para 2030, que ahora se ve muy lejano, según Oxfam.

Entre las causas principales de la crisis alimentaria, además de los conflictos prolongados en muchos países y a la recesión económica en otros, emerge la variable del cambio climático. Un factor que, extendido a los extremos de las inundaciones y la sequía, está minando la producción de cultivos como grano, arroz y maíz; áreas en las que, no por causalidad, se concentra el más alto número de personas desnutridas. En la actualidad, hay unas 4,9 millones de personas que han logrado sobrevivir gracias a ayudas humanitarias.

"Si queremos alcanzar un mundo sin hambre y sin desnutrición en 2030 -según dijo el director de la FAO, Graziano da Silva-, hacen falta más intervenciones para reforzar la capacidad de adaptación de sistemas alimentarios en respuesta a las variables climáticas y a los eventos meteorológicos extremos".

Los daños del clima a la producción agrícola, en efecto, contribuyen a reducir la disponibilidad de comida, a aumentar los precios alimentarios y a hacer perder rentabilidad a los agricultores. El reporte pone en evidencia los escasos progresos hechos para reducir el crecimiento infantil en el mundo por hambre, un fenómeno que especialmente sucede en África y en Asia. Las agencias de la ONU, además, definieron "vergonzosa" la anemia registrada entre mujeres en edad reproductiva, lo cual también repercute en el desarrollo de sus niños.

El reverso de la desnutrición es la obesidad, aunque el aumento afecta hoy a más de un adulto sobre 8, no sólo en América del Norte, sino también en África y en Asia. Una falta de acceso a la comida con nutrientes a causa de su costo elevado, así como el estrés y las adaptaciones fisiológicas a la privación de alimentos ayuda a explicar por qué muchas familias puedan tener un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad.