Pero estos no son los únicos, porque una investigación reciente ha demostrado que la flora intestinal de los bebés que viven junto a animales con pelo se llega a modificar hasta el punto de disminuir el riesgo de alergia y disminuir, también, la probabilidad de que el bebé acabe teniendo obesidad.
Las diferencias ya se ven a los 3 meses de vida
Investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, han publicado recientemente en la revista Microbiome Journal un estudio en el que demuestran que los bebés expuestos al pelo de perros, gatos y otros animales con pelo tienen, a los 3 meses de vida, un mayor número de colonias de Ruminococcus y Oscillospora.
Estos dos tipos de bacterias intestinales se consideran beneficiosas para la salud, porque su presencia se asocia, como hemos dicho, con un menor riesgo de alergia y una menor incidencia de obesidad infantil.
Mayor beneficio en caso de cesárea
Se sabe que los bebés nacidos por cesárea sufren una colonización intestinal diferente a la de los bebés que nacen por vía vaginal, que reciben en el canal del parto un gran número de bacterias ya conocidas, por ser del cuerpo de la madre (de donde el bebé proviene). Esta diferencia en la colonización parece estar asociada con un mayor riesgo de alergias, y por eso desde hace un tiempo hay quien lo soluciona pasando por la cara del bebé una gasa introducida previamente en la vagina de la madre.
Pues bien, en la investigación han visto que estos bebés se benefician aún más de la colonización que aporta la presencia de animales con pelo, pues partirían con una mayor desventaja a nivel de microbiota intestinal, sobre todo si hacia los 3 meses de vida la diferencia es ya tan evidente como aseguran.
Menor riesgo de asma
Ya hace dos años comentamos otro estudio que decía algo similar, que los niños que viven junto a su perro tienen un riesgo menor de padecer asma que los niños que no tienen mascotas peludas.
Y es que son ya unos cuantos los estudios que vienen a demostrar que esa "suciedad" ambiental añadida parece ser positiva en la salud de los bebés y niños, o lo que es lo mismo, que el exceso de higiene, en contra de lo que siempre se había pensado, es negativo para los niños porque el sistema inmunitario, en ausencia de patógenos y microorganismos suficientes, empieza a trabajar contra cosas que no debería: un alimento, un elemento ambiental, o incluso células del propio cuerpo (enfermedades autoinmunes).
Una nueva vía de investigación
Lo positivo del hallazgo, según los investigadores, es que este conocimiento se podría aprovechar en el futuro, con nuevos estudios, para ver cómo los cambios que se producen con mascotas en 3 meses, podrían producirse mucho antes. Así, en los bebés con más riesgo de alergia, se podría intentar colonizar su intestino no solo con las bacterias de la madre, sino también con las de algún animal peludo, y ver cuán positivo podría llegar a ser.