Luego de batallar contra el cáncer de pulmón, Emilio Disi falleció a los 75 años en el Instituto Fleming, donde se encontraba internado desde el martes por la noche tras una recaída que había sufrido a principios de semana.
"Ya no tenía ni ganas de comer", cuentan desde su entorno al confirmar la noticia de su fallecimiento.
Al reconocido actor se le detectó su enfermedad a fines de 2017, luego de hacerle una serie de chequeos médicos debido a que sufría neumonía. Los médicos le descubrieron un tumor maligno sin metástasis por lo que a partir de ese momento comenzó con el tratamiento de quimioterapia.
Desde entonces, su cuadro fue empeorando a tal punto que a principios de febrero fue internando en terapia intensiva por un cuadro de síndrome confusional hiperactivo.
“Tiene que tener a alguien que lo cuide las 24 horas. Le bajan mucho las defensas, es todo muy invasivo el tratamiento y no se puede enfermar de nada”, dijo en aquella oportunidad Laura Ferrer, la hija de Elvira, la compañera del actor desde hace más de tres décadas.
Disi había surgido del Conservatorio pero fue en otro registro ─el del humor─ y en una extensa trayectoria, en la que alcanzó la popularidad.
Nacido el 2 de enero de 1943, reconoció alguna vez que “el estrés y el cigarrillo me jugaron una mala pasada” y su familia vivió momentos desesperantes por la falta de una cobertura médica adecuada durante varios meses.
Disi era hermano de otro importante personaje del espectáculo: Pepe Parada. Su verdadero nombre era Emilio Roberto Parada y, para diferenciarse de Pepe, adoptó el “Disi”... que insólitamente encontró en una guía telefónica.
El comediante será recordado por sus participaciones en tv -en distintos ciclos de humor y especialmente en los sketchs del programa de Susana Giménez-, sus películas (como la saga de Bañeros) y varias décadas encabezando las temporadas de verano.
En realidad, los comienzos de Emilio Disi apuntaban a otro rumbo, ya que estudió teatro en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, del cual egresó en 1962. Hijo de un empleado municipal, Disi combinaba aquellos estudios con su empleo en el Banco Hipotecario. Y decidido por la actuación, enseguida trabajó bajo la dirección de nombres como Carlos Gorostiza y Armando Discépolo.
Varias veces describió cómo cambió para enfilar hacia el humor: “Cuando estaba en el Conservatorio, mi sueño era trabajar en el San Martín o en el Cervantes. Había hecho una obra como Don Gil de las Calzas Verdes, de Tirso de Molina.
Discépolo, quien dirigía Stefano con la Comedia Nacional, buscaba un galán y sorpresivamente Luis Brandoni me propuso. Fue mi primer trabajo como actor”. Luego, Gorostiza lo convocó para “El discípulo del diablo”, de Bernard Shaw, protagonizada por Víctor Laplace.
“Antes de salir a escena, me puse un vestuario de época y una peluca a lo Doris Day. Entré al escenario haciendo monerías y el teatro se vino abajo. Sentir la risa de la gente me gustó tanto que me dije: esto es lo mío”.
Entonces, de aquel Disi que hizo su primera incursión en TV en el recordado “Alta comedia” (1971 por el 9) la popularidad llegaría una década después, en programas que iban de lo familiero a lo humorístico: “La peluquería de Don Mateo”_y “Stress” en los 80, “Brigada Cola” (en recordada dupla con Fernando Lúpiz) y “Rompeportones” (bajo la dirección de Hugo Sofovich) en los 90, “Los Iturralde” y “99 Central” en las últimas décadas.
También, en diversas etapas, fue protagonista por sus recordados sketches en el programa de Susana Giménez. En 2011, además, formó parte de “Los únicos”, tira producida por Pol-ka.
El cine lo tenía en series por la misma línea. Pero no le faltaron otras participaciones como en “La búsqueda” (de Juan Carlos Desanzo, 1985) y “Todas las azafatas van al cielo” (de Burman, dos décadas más tarde).
Primero como actor y luego también como guionista y productor, fue un infaltable en las temporadas de los centros de verano, Mar del Plata y Villa Carlos Paz. “Querido señor New York” (1986) fue uno de sus mayores éxitos marplatenses.
En lo personal (y muchas veces en lo profesional), Disy y Dorys del Valle formaron una de las parejas más queridas del ambiente artístico, hasta que ese vínculo se rompió sorpresivamente y en forma escandalosa a comienzos de los 90.
Y pasaría mucho tiempo hasta que Dorys volviera a hablar, con fuertes recriminaciones, hacia su ex; “Le abrí la puerta a una persona con una criatura de dos años que no tenía auto, casa ni traje para ponerse. No sé porqué terminamos la relación, yo me enteré por Jorge Rial que no estábamos juntos. Me llamó cuando estaba en Punta del Este y me dijo que se había ido de nuestra casa. Allí se me cayeron todas las fichas”.
"Hubo cinco juicios cruzados, hasta que el tiempo dejó todo en el olvido”, declaró ella por entonces.
Disi, por su parte, unió su vida a la de Elvira Ferrer. Y Laura, la hija de Elvira, es la novelista que escribió “El hombre que no conozco”. Y también se refirió a Disi como su “papá del corazón”.
Lo describió así: “Es una contención para mí, para mis hermanas, mis hijos, sobrinos. Es generoso como padre, abuelo, marido, es un sostén. Cuando voy a Córdoba y lo veo con sus compañeros, también es así. Me encanta que tenga más de 70 y siga actuando, me llena de orgullo”.