En la tranquilidad de las calles de Sebastián Elcano, al norte de la provincia de Córdoba, vive una familia que tendrá entre sus cercanos al presidente Mauricio Macri. Sucede que el 23 de febrero llegó al mundo quien deberá ser ahijado del primer mandatario argentino.
En ese pueblo de 2.500 habitantes, Melina Miranda fue mamá de su séptimo hijo consecutivo varón. Oliver Jesús nació el viernes pasado a las 6.25, con 3,500 kilos, arriba de la ambulancia cuando Melina era trasladada desde Elcano hacia San José de la Dormida.
La historia llegó a través del Facebook de La Voz, contada por una de las tías de los pequeños. “Empecé con contracciones a la madrugada, me fui al hospital de mi pueblo y me derivaron a La Dormida que está a 50 kilómetros, pero nunca llegué”, recordó la mamá entre risas, luego de tener a su séptimo hijo por parto normal y sin ninguna complicación.
Ella, con 27 años, y su pareja Claudio Samuel Belén, con 28, están juntos desde la secundaria. “Fue mi primer y único novio, es el amor de mi vida”, sostuvo Melina, orgullosa de la familia de varones que la rodea.
¿Cómo se compone la familia?
El primero de la familia llegó cuando ella tenía 16. Se llama Maycol Daniel y tiene 11 años. Le sigue Claudio Agustín con 10, Kevin Benjamín con 6, Bruno Damián con 4, Bautista Javier con 3, Santino Valentín con un año recién cumplido y Oliver Jesús, con apenas cinco días de vida.
A la pregunta de si cada uno de sus niños fue buscado, Melina se sinceró: “Todos los embarazos fueron por decisión, buscando la nena. Pero ya está, ya cerramos la fábrica, suficiente con siete”, agregó entre risas.
Con una fuerte vocación de madre, Melina asegura que vive para sus hijos. Es ama de casa y todo su tiempo es para su familia. Su pareja no tiene un trabajo fijo, sino que hace “changas” en el pueblo. Los nueve viven en una pequeña pieza contigua a la casa de sus padres, en la que también viven ocho personas más. “Somos 17 compartiendo el mismo baño, ya te imaginarás el caos”, contó la joven madre.
Sobre la rutina de todos los días, Melina aseguró que “no es nada fácil” ser madre de siete. Los dos más grandes van al primario, otros dos al jardín y los tres más chicos se quedan en la casa con ella. “Tengo que hacer dormir a los más chicos y recién ahí me queda un espacio para lavar, limpiar, hacer las cosas de la casa. Los más grandes me ayudan mucho. Se portan muy bien”, agregó la mujer.
Si bien tienen muchas necesidades económicas, se apoyan en los valores de amor y contención que como familia han construido. “Nos une el deseo de sacar adelante a los chicos, como podemos, con mucho sacrificio, ellos son nuestra razón de ser”, cerró.
Ley de Padrinazgo
En 1974 se promulgó la ley 20.843, que indica que la o el Presidente de la Nación debe ser el padrino del séptimo hijo varón o de la séptima hija mujer de una prole del mismo sexo. El origen de esta ley se encuentra en el mito del lobizón. En el año 1907, Enrique Brost y Apolonia Holmann, una pareja alemana que había vivido muchos años en Rusia, tuvieron a su séptimo hijo varón, José Brost, y enviaron una carta al entonces presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta, para pedirle que sea padrino del pequeño.
El pedido tenía su origen en una tradición rusa que establecía que el séptimo hijo varón sería un hombre lobo y la séptima hija mujer sería una bruja. La forma de romper este hechizo era con el padrinazgo de los zares.
La ley contempla también una beca para los ahijados presidenciales en estudios primarios, secundarios y universitarios.
La Voz