Del error y desazón del viernes a este tremendo avance en la final en el autódromo de La Plata. De llegar como punto a la definición, a ser banca tras avanzar siete puestos en carrera y alcanzar la Copa de Oro por solamente 0.25 puntos de diferencia. Hoy, Agustín Canapino fue un Titán y se consagró con todos los honores.

En la partida, Mauricio Lambiris (Ford) se metía delante de Gastón Mazzacane (Chevrolet) y, en la lucha por el campeonato, Luis José Di Palma (Torino) mantenía el 7º puesto, mientras que Canapino superaba a Carlos Okulovich (Torino) en el curvón y se colocaba 10º detrás de Facundo Ardusso (Torino).

En la segunda vuelta, Mazzacane pasó al frente en plena recta y, una ronda después, Canapino dio cuenta de Ardusso en pleno curvón, metiéndose por adentro y aprovechando un leve deslizamiento del Torino oficial. A partir de allí, Ardusso aguantó al resto del pelotón y Canapino intentó acercarse a José Manuel Urcera (Chevrolet).

En el 12º giro, mitad de carrera, el Titán se pegó a la cola del Chevrolet de Urcera y, junto a Lionel Ugalde (Ford) y Josito, los cuatro estaban separados por algunos metros. Atrás, Ardusso se seguía defendiendo de Okulovich, Santiago Mangoni (Chevrolet), Juan Martín Trucco (Dodge) y varios autos más.

Dos vueltas más tarde, Julián Santero (Torino) se colocó en el tercer lugar al superar a Christian Ledesma (Chevrolet). Lo propio hacía Canapino con Urcera, quien pasó al 8º puesto por el lado externo en la segunda variante, quedándole la cuerda en la siguiente curva.
En el 16º giro, en la punta, se produjo un golpe de escena: Lambiris tocó a Mazzacane en un frenaje y lo hizo entrar en trompo, por lo que el platense volvió al pelotón en el cuarto lugar. Unos giros después, los comisarios lo sancionaron al uruguayo.

En la vuelta 18, Canapino se tiró antes de ingresar en el curvón contra Di Palma y, pese a un toque, pudo ubicarse en el 7º sitio, detrás de Lionel Ugalde (Ford), de quien dio cuenta un rato después y, con la penalización de Lambiris, quedó a una posición de la consagración.

Y fue en la última vuelta que se convirtió en héroe. Porque salió mejor que Ruggiero a la recta principal y, antes del curvón, ya se encaminaba a su segunda corona en el TC.