La Vía Blanca pasó por las calles del Centro y dejó sonrientes a los mendocinos y curiosos que se acercaron a ver de cerca los carros, admirar a las 18 soberanas vendimiales y a llevarse un melón de Lavalle como souvenir.
Minutos antes de las 22, hora anunciada de inicio, el desfile de carros arrancó en calle San Martín y Alem para el delirio de los espectadores que desde la tarde habían comenzado a colmar las veredas con fervorosos cánticos y muchos carteles con los rostros de las Reinas departamentales, con la misma pasión y sentimiento de la popular de una cancha de fútbol.
Los tres mosqueteros
La Banda de la Policía de Mendoza inauguró los festejos con la interpretación del Himno Nacional argentino frente al palco oficial, ubicado en calle San Martín frente al Ente Autárquico de Turismo. Allí estaba el gobernador Alfredo Cornejo, su esposa Lucía Panocchia y una larga nómina del Gabinete provincial, como Martín Kerchner (de Economía), Jaime Correas (de la DGE) y Elizabeth Crescitelli (de Salud), entre muchos otros.
Además, se destacó la presencia de varios jefes comunales que dieron el presente y mostraron su apoyo al carro y a la Reina de su departamento. Rodolfo Suárez, de Capital; Marcelino Iglesias, de Guaymallén; y Tadeo García Zalazar, de Godoy Cruz, coparon la primera fila del palco oficial.
Sin embargo, las miradas recayeron sobre el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, invitados “de honor” de la vidriera política nacional.
Peña fue el elegido por Cornejo para estar sentado a su derecha. El funcionario de Casa Rosada dejó elogios al Gobierno provincial por la organización y la producción de los festejos vendimiales, y ratificó la alianza con el oficialismo local. Sonrisas y secretos fueron una constante durante la Vía Blanca entre ambas figuras de Cambiemos.
En tanto, Urtubey, el tercer “mosquetero” del palco oficial, se mantuvo risueño y fue de los pocos peronistas cuyo rostro fue iluminado por los flashes de la multitud de fotógrafos allí presentes. La gran ausente: su esposa, la actriz Isabel Macedo, debido a su avanzado embarazo.
La Vía Blanca, más dinámica que nunca
Tras el infaltable paso de la Federación Gaucha, la Reina Nacional de la Vendimia 2017, Victoria Colovatti, y la Virreina 2017, Romina Méndez Pattaro, recibieron el cariño de los miles de mendocinos apostados tras las vallas.
El siguiente en estelarizar el desfile fue el Rey de la Vendimia para Todos, Marcos Zalazar, quien se vio obligado a liderar la fiesta del explosivo carro de la Fiesta, ya que la Reina Malén Purga renunció días atrás por cuestiones estéticas.
Florencia Morales, de General Alvear, fue la encargada este año de inaugurar el desfile de los 18 departamentos de Mendoza. Su carro hacía reminiscencias al vino, al que interpretaron como el “brebaje de los dioses”. Su vestido color amarillo, en clara referencia al sol alvaerense, deslumbró a quienes no paraban de fotografiarla.
Después de Alvear siguieron Caterina Zícaro, de San Martín; Aldana Escudero, de Guaymallén, con una fiesta de burbujas que puso de pie al intendente Marcelino Iglesias; Karen Lucero, de Santa Rosa; y Paulina Cramero, de Tunuyán.
Los tradicionales cestos de los espectadores cargaban racimos de uva y hasta regalos de cada rincón de la provincia que eran obsequiados por las reinas distritales de los departamentos. Algunos eran más rudimentarios (la infalible damajuana), mientras que otros un poco más modernizados con luces decorativas.
En el orden de la Vía Blanca continuaron a pura alegría y diversión Julieta Cortez, de Las Heras; Mayra Ivanna Cano, de Lavalle; Carolina Moralejo, de San Rafael; Micaela Ailén Puebla, de Maipú; y María Agostina Sosa, de Godoy Cruz.
Mientras las vallas colocadas a los costados comenzaban a mermar de gente, la tarea de despedir la fiesta a lo grande recayó en la simpatía de Melina Pérez, de Luján; María Macarena Ruiz, de Malargüe; Antonella Curati, de Junín; Julieta Lagos, de Rivadavia; Daniela Vilches, de San Carlos; Ludmila Fernández, de La Paz; y María José Di Marco, de Tupungato, última en el desfile.
Tras unos expeditos 90 minutos, la avenida San Martín se transformó en peatonal ante el cierre de la Vía Blanca más ligera de los últimos años.
Fuente: Diario de los Andes